Ruedan por ahí diversas leyendas sobre la presión que ejercen Estados Unidos y la Unión Europea para que nuestro país asimile la presencia haitiana como un hecho normal, inevitable e irreversible.
La última, no menos extraña que las demás, señala que Europa condiciona eliminar el visado a los dominicanos a que hagamos lo propio con los haitianos, lo cual no estaría nada mal partiendo del hecho de que su presencia aquí es ilegal en su mayoría.
Lograr que entren al país con pasaporte, por las vías establecidas, regulares y regadas ya representaría un importante avance, aún cuando se elimine el visado.
No es exagerado suponer que siete de cada diez penetran aquí vía terrestre, a pie y montados, sin nada que los identifique. Lo que hacen luego, con o sin pasaporte, con o sin visa, es trabajar en el campo o la ciudad. Son contados los que vienen a pasear o hacer negocios.
No podemos cuantificar el número de nacionales de la vecina nación que ha cruzado para acá sin poseer siquiera su identificación o registro oficial . De manera que todos lo hagan apenas con sus pasaportes seria una conquista apreciable que nos permitiría cierto control.
Que puedan entrar sin visa no significa que puedan trabajar y quedarse a vivir y trabajar como inmigrantes legales. Así como ningún ciudadano del mundo puede ir a otro país a quedarse sin tener permiso de residencia, laboral o estudio.
Esto aplica incluso en los casos en que el visado sea innecesario, como ocurre entre Dominicana y Colombia, para citar un ejemplo. El dominicano que se proponga viajar a ese país sudamericano para quedarse, debe tener permiso para ello.
Visto de esta forma, abolir el visado entre RD y Haití contribuirá a transparentar sus objetivos de viaje a este país y documentarlo a la vez. La cuestión es, primero, contarlos, y luego legalizar a quienes cumplan los requisitos.
Por: Eduardo Alvarez
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