Hace apenas unos días, la madre tierra reclamó a uno de sus hijos meritorios, Hatuey de Camps Jiménez, un gran dominicano a quien tuvimos el privilegio de conocer y haber coincidido en esta brevedad de la vida que es la existencia. Su trayectoria, su legado y su familia, de quien fue el pilar, timón y guía, deben sentirse orgullosos y con la satisfacción del deber cumplido, por haber pasado por esta vida y ser hoy de los hijos meritorios de nuestra historia, nuestra república y nuestra democracia.
Un hombre de posiciones firmes, de ideales y convicciones probadas que nunca cedió ni claudicó, como guerrero de las ideas y gladiador de innumerables batallas. Como todo gran hombre de la historia tuvo sus detractores, pero tiempo siempre demuestra, que eran simples accidentes en el camino, porque no hubo eclipses definitivos en el cielo de su trayectoria.
Recuerdo cuando coincidíamos en eventos sociales, y nos visitaba en ocasiones en nuestra oficina particular en el edificio Machado, ya que ambos fuimos secretarios generales de nuestros respectivos partidos, y apasionados de la vida política, y siempre me recordaba uno de nuestros libros, La VI República, ya que me confesó haberla estudiado, cosa que nos llenaba de mucha satisfacción por tratarse de uno de los jóvenes líderes de nuestra democracia.
También recuerdo como Balaguer me exhortaba a tratar de cerca al Lic. de Camps, ya que lo reconocía como uno de los jóvenes talentos influyentes de la política dominicana. La última vez que coincidimos, tuvimos una larga conversación e intercambio de afectos junto a dos de sus hijos, en la inauguración de las nuevas instalaciones del periódico El Nacional hace varios años, donde somos articulistas por más de 35 años.
Su paso por la vida política nacional, desde todas las posiciones que le toco desempeñar dejaron su sello, desde su adolescencia como dirigente estudiantil, desde el importante PRD donde aporto su talento, estrategias y energías hasta llegar a dirigirlo por muchos años, desde el congreso donde impulso la creación del Infotep y la creación de las provincias de Monte Plata y Monseñor Noel, desde el ejecutivo como secretario de la presidencia, siendo una especie de primer ministro, estratega y armador político, y fundador en sus últimos años del Partido Revolucionario Social Demócrata, por el cual fue candidato en estas últimas elecciones, en cuyos debates demostró la profundidad de su pensamiento y dominio polito.
Este hijo meritorio de Cotui y del país, partió al padre junto a su hermano menor Luis Alberto de Camps, con apenas horas de diferencia. Nuestro más sentido pésame a todos sus familiares y allegados de nuestro respetado y recordado amigo, Don Hatuey de Camps Jiménez, por la partida de ese tronco de la dignidad y la democracia dominicana.