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Héroes de silencio

Héroes de silencio

Chiqui Vicioso

En el libro Escritos Dominicanos de Pedro Henríquez Ureña, compilado por ese laborioso escritor y académico que es Miguel D Mena, para su Editorial Cielo Naranja, he encontrado un artículo que se llama “Héroes de Sacrificio”, que he decidido comentar para lectores de esta columna, por su actualidad y pertinencia.

Lo reseño, porque este 2022 debe ser un año de conciliación y fraternidad, frente a las predicciones de un terremoto en esta parte de la isla; y  debacles medioambientales si el Ministerio de Minería no impide el túnel que se pretende construir desde Cotuí a Monte Plata para desaguar una presa de cola rebosante de mercurio y arsénico y de paso apoderarse de la mina de oro que todos saben hay en Monte Plata; si no se impide la minería subterránea en San Juan que agotará todas las aguas del valle más fértil de esa región; y si no se impide la creación de una mina en Dajabón, cuyo real objetivo es explotar la mayor veta de oro que existe hoy en el Occidente, y que abarca una parte importante de  Haití.

Con el oro que se pretende explotar en Monte Plata y el de Dajabón, el cual se sacaría por el Puerto de Manzanillo, el presidente Abinader resolvería todos los problemas económicos de la isla, sin ahogarnos con reformas fiscales y el TLC.

Frente a estas amenazas en proceso, y las universales, entre ellas las nucleares, es preciso dar al traste con las obsesiones de cierta dominicanidad descritas por Pedro Henríquez Ureña en 1932, en la Revista Educación, que lamentablemente aún están vigentes. Y cito:

1.- “Que este día (año 2022) de conciliación anuncie comienzos de cordura en nuestro país.  Demasiadas veces hemos profanado el tiempo, cuyo uso debe ser sagrado para el bien, destruyéndonos unos a otros.  No contentos con destruir las vidas, destruimos las obras, llevando las agrestes mañas de la facción a las acrópolis del espíritu y el delirio del “número uno”. 

2.-Los héroes de nuestra libertad fueron héroes modestos. Sabían que el campo de su acción era estrecho, que el resultado de su obra quedaría en perpetuo peligro, que cualquier recompensa posible sería escasa, que ninguna glorificación traspasaría las fronteras del país diminuto.

  No creyeron, de seguro, adquirir otro derecho que el de vivir con decoro y entre respetos en la tierra natal.  Y ni eso siquiera le toleraron los egoístas, los codiciosos cuya única fe es la fe en la posesión de lo inmediato.

3.-Duarte, Sánchez y Mella nunca flaquearon en su devoción patriótica.  Son héroes de sacrificio, frugales de hábitos, claros de ideas, superiores a los halagos de la riqueza y el poder.”

Quien pueda oír, escuche.