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Historia de la Alcoa

Historia de la Alcoa

Rafael Méndez

La historia de Alcoa en Pedernales es un recordatorio doloroso de lo que ocurre cuando los recursos naturales se explotan sin considerar el bienestar de las comunidades locales. Durante más de 30 años, la empresa extrajo bauxita, que aún sigue siendo la principal fuente de extracción de aluminio en el mundo, pero los beneficios económicos nunca llegaron a la población.

Lo que quedó fue un territorio empobrecido, con suelos erosionados y comunidades abandonadas a su suerte. Pedernales, a pesar de su riqueza mineral que “entregó” durante 30 años por la empresa estadounidense Alcoa Exploration Company y luego por la empresa Dovemco, de capital dominico-asiático, setenta y cinco años después sigue siendo una de las tres provincias más pobres del país.

Esta historia no puede repetirse con la explotación de tierras raras ni con ningún otro recurso natural.
Las tierras raras, minerales estratégicos para la industria tecnológica y la transición energética global, representan una oportunidad económica significativa para Pedernales y para República Dominicana. Sin embargo, su explotación debe manejarse con absoluta soberanía y transparencia.

No podemos permitir que empresas extranjeras, ni siquiera con el respaldo de potencias como Estados Unidos, se lleven la riqueza sin dejar desarrollo local. El Estado dominicano tiene la responsabilidad de garantizar que los beneficios de estos recursos se queden en el país y se inviertan en las comunidades más necesitadas, pero teniendo como prioridad a Pedernales, que es el dueño y señor de la riqueza.

La experiencia de Alcoa nos enseña que la explotación de recursos naturales sin un enfoque de desarrollo sostenible sólo genera pobreza y abandono. Por eso, cualquier proyecto relacionado con tierras raras debe incluir la participación activa de las comunidades locales.

Estas deben ser consultadas y beneficiadas directamente, no solo con empleos temporales, sino con inversiones en educación, salud, infraestructura y proyectos de desarrollo a largo plazo. Además, es crucial establecer mecanismos de rendición de cuentas para garantizar que los recursos se utilicen de manera transparente y eficiente.

Por: Rafael Méndez

rmendez@gmail.com

El Nacional

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