En nombre de un supuesto código ético y de decoro, heredado e internalizado, un grupo de intelectuales lanzó virulentos ataques de odio contra los homosexuales. Dicen respetarlos y consideran que discriminarlos constituye un atropello injustificable, siempre y cuando su práctica sea privada, como ha ocurrido desde siempre, «en el closet».
Bajo este mismo código, algunos padres mantienen ocultos a sus hijos, quienes desde muy jóvenes tienen que abandonar el hogar y sobre todo la escuela donde el «bulling» se manifiesta de manera implacable. Ver una pareja de homosexuales dispensándose afectos en lugares públicos igual que una heterosexual, es motivo de repudio y agresión.
Afirman que EUA y las Naciones Unidas a través de PROFAMILIA, tienen en proyecto para hacer de nuestros adolescentes homosexuales tempranos, utilizando para ello un manual de educación sexual en las escuelas. Cualquier intelectual que crea que con la educación se puede cambiar la orientación sexual de una persona, es porque tiene una “venita» y les aterroriza pensar que también pueden ser “invertido”.
La escuela es el mejor espacio para enseñar sobre el respeto a la diversidad y esto se logra hablándoles y enseñándoles que hay diferentes tipos de familia y de expresión de género. Aquellos que muestran comportamientos diferentes no deben ser objeto de burlas y agresiones. Cuanto sufrimiento nos ahorraríamos con estas simples medidas de educación.
Pero no, prefieren seguir demonizándolos, y ocultos hasta arreglar un matrimonio o implorar para que se metan a curas, donde no hay que justificar esta inclinación. Una foto de homosexuales en una piscina, no tiene ninguna connotación erótica. Para lograr esa motivación basta encender la radio o la televisión.Pero no es nada, comparado con lo que sepuede encontrar en el internet, sobre todo escenas de lesbianismo (homosexualidad) de las que también disfrutan muchos intelectuales.