El mundo de hoy está sostenido en la información como materia prima del conocimiento. Y al igual que la salud entra por la boca, podemos decir que la verdad entra por la vista: lo que consumimos, lo que leemos y lo que compartimos define la calidad del pensamiento colectivo.
Pero ¿qué ocurre cuando esa materia prima está contaminada? Lo que debería nutrir a la sociedad termina enfermándola. Cuánta razón tenía el destacado lingüista, filósofo estadounidense, político y crítico de los medios de comunicación Noam Chomsky al afirmar: “Cuando la información es controlada o manipulada, la democracia se convierte en una ilusión.” Igualmente podemos citar al semiólogo y filósofo italiano Umberto Eco, quien afirmaba: “Las redes sociales le dieron voz a una legión de idiotas.”
En ese sentido, la advertencia del presidente del Consejo Directivo del INDOTEL, Guido Gómez Mazara, en lugar de preocuparnos debe prender las alarmas sociales de todos los sectores para ocuparnos y hacerle frente a una realidad que no podemos ocultar.
El hecho de que el 62 % del contenido que circula en redes sociales es falso y que el 70 % de las personas que lo recibe lo reenvía sin verificar hace más grave la situación, lo que envía una señal clara de que estamos en estado de emergencia, y que esa cirugía cualitativa en materia de información no resiste un día más, porque de postergarla estaríamos sentando las bases que nos llevarían a una sala de cuidados intensivos, con escasas probabilidades de sobrevivir en un mundo cada vez más conectado.
Estos datos no solo llaman la atención desde el punto de vista numérico, sino que son una radiografía del riesgo que enfrentamos como sociedad y del nivel de exposición de la ciudadanía a la desinformación. En República Dominicana, la penetración de dispositivos móviles es altísima: el 94.7 % de los hogares cuenta con al menos un teléfono celular. Además, según el estudio Conectividad Significativa 2022, buena parte de la población posee dispositivos “per cápita” que le permiten interactuar digitalmente desde distintos equipos.
Esto significa que la capacidad de difundir mensajes (verdaderos o falsos) está presente en casi todos los hogares. En otras palabras: el “canal” de la comunicación digital está extendido masivamente, lo que multiplica la responsabilidad sobre lo que circula en él. Por eso me parece oportuna y necesaria la decisión de INDOTEL de poner en marcha una campaña de concientización sobre la certeza de las informaciones en las redes. No se trata únicamente de un tema tecnológico o regulatorio, sino de salud social y democrática.
No podemos seguir sembrando la mentira, la cual cada vez más supera su propio récord a la hora de llegar como producto al consumidor final. Este esfuerzo del INDOTEL es un paso necesario, responsable y digno de respaldo. Porque no podemos seguir navegando en un mar de falsedades; necesitamos redes que informen, orienten y fortalezcan a la ciudadanía.
Por: Elvis Lima
Limafueraderecord@gmail.com