La justicia y la ley son bases institucionalidad (1de2)
El Estado dominicano está viviendo la peor crisis institucional, nuestra sociedad ha revertido el concepto de institucionalidad que debe fundamentarse en favor del colectivo social, contrariando el estado de derecho que debe primar en toda sociedad organizada y el cual manda la Constitución; sobre poniendo el interés propio o particular del individualismo y los grupos de poder. La justicia opera en favor de particulares y grupos de poder, igual pasa con el Congreso, el Poder Ejecutivo y los poderes fácticos, se han unido en una gran organización mafiosa que contamina y controla todo.
Esta situación consecuentemente aumenta la conflictividad social, amenaza a la seguridad jurídica y al Estado en su conjunto de instituciones, no pudiéndose enfrentar y solucionar sin una justicia independiente y proba con apego a la ley, que penosamente está muy lejos de alcanzarse.
Cuando se ausentan o se corrompen la justicia y la ley el mal gobierna, reina el crimen y colapsa la institucionalidad. A razón República Dominicana vive la peor crisis institucional sin esperanza de acabar. En tales circunstancias es difícil avanzar, medrar y mucho menos competir con sociedades de vanguardia.
La corrupción con impunidad es nuestro principal mal y la peor traición a la patria. La Constitución y las leyes deben ser el fundamento de una sociedad organizada y del Estado de derecho de una verdadera democracia con libertades e igualdad para todos, también debe ser la guía para la política y la conducción de los destinos del Estado.
Los numerales 11 y 12 del artículo 75 de nuestra Constitución mandan:
-“Desarrollar y difundir la cultura dominicana y proteger los recursos naturales del país, garantizando la conservación de un ambiente limpio y sano.
-Velar por el fortalecimiento y la calidad de la democracia, el respeto del patrimonio público y el ejercicio transparente de la función pública”.
Es obligación de todos convertir este deber en un “imperativo categórico”: rescatar los derechos y deberes que están ausentes y exigir los que están vigentes, pero que no se aplican. Así como participar o pedir transparencia ética ante la función pública y el resto de la sociedad.
Juan Pablo Duarte dijo: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”. “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la patria”. “La nación está obligada a conservar y proteger por medio de leyes sabias y justas la libertad personal, civil e individual así como la propiedad y demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen”.
Como símbolo de protesta a esa mancha de los traidores y corruptos que deterioran cada vez más nuestro sistema institucional; invitamos a que todos juntos rechacemos y enfrentemos la corrupción tanto por parte de los funcionarios públicos, como por los sectores privados y demás ciudadanos cómplices.
Dios les bendiga hoy y siempre.