Autoridades y voluntarios ponen desde hoy todo su empeño para que millones de ciudadanos disfruten en paz y tranquilidad el largo feriado de Semana Santa, sin importar si se quedan o se desplazan hacia lugares de playas, ríos o montañas.

Más de 41 mil brigadistas, incluidos casi nueve mil policías, se distribuyen por todas partes con la misión de prevenir y socorrer a viajeros, vacacionistas o familias que prefieren el sosiego que deja la partida de los demás.

Otros centenares de médicos, enfermeras, camilleros, personal de laboratorios y choferes de ambulancia también estarán disponibles en hospitales e improvisados puestos de emergencias para asistir a los ciudadanos.

Lo menos que se pide y se espera merecer es que la ciudadanía corresponda a tan vasto e intenso esfuerzo de prevención de accidentes y dé garantía a la seguridad pública, con un ejemplar comportamiento de civismo y apego a la ley.

No sería necesario repetir que es imprudente consumir alcohol mientras se conduce un vehículo o antes de abordarlo, guiar con exceso de velocidad o con inobservancia de la ley de tránsito, como también se exhorta a exhibir decencia y cordura en todas partes.

El mayor número de muertos y heridos que se produce durante estos días corresponde a motociclistas y acompañantes, por lo que se sugiere cerrar el cerco contra quienes guíen con temeridad o sin el correspondiente casco protector.

Aunque la Policía ha prometido extender patrullaje y vigilancia preventiva, lo mejor sería que cada quien refuerce la seguridad en sus hogares o negocios para evitar que los ladrones se beneficien del descuido ajeno.

Prudencia, moderación, respeto, solidaridad, comprensión y reflexión son palabras claves para evitar desgracias, disfrutar el asueto y retornar a los hogares con la paz requerida y la satisfacción del buen comportamiento. Que Dios acompañe y proteja a quienes se van y a los que se quedan.