El ministro de la Presidencia, José Ignacio Paliza, sintonizó con la creciente corriente que favorece la ratificación del presidente y los actuales miembros de la Junta Central Electoral (JCE).

La verdad es que por la transparencia y organización de las últimas dos elecciones, Román Jáquez y sus acompañantes son dignos de que se les ratifique en los cargos.

Las municipales, congresuales y presidenciales de este año han sido de los certámenes menos traumáticos que se han celebrado en el país en muchos años. Hasta la violencia, que se había erigido en una constante durante las campañas, se redujo a su mínima expresión. Pero si los miembros de la JCE merecen que se les ratifique, también hay que decir lo mismo de los jueces del Tribunal Superior Electoral (TSE).

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El presidente Pascual Ignacio Camacho y los demás jueces no solo extendieron el horario de trabajo, sino que fallaron las impugnaciones y recursos en el tiempo prudente y con el más estricto apego de las leyes. Las denuncias de parcialidad, tan habitual en una época, brillaron por ausencia. En la inmensa mayoría de los casos las partes aceptaron como buenas y válidas sentencias fundamentadas en las leyes.

La labor desplegada tanto por la JCE como el TSE debe ser bien ponderada por la comisión que estudia la elección de los miembros de las altas cortes. Ambos tribunales se ganaron el respeto de la población con la organización de los certámenes y la ventilación de los recursos.