Opinión

Kerigmatizar el culto

Kerigmatizar el culto

Una de las mayores y constantes luchas que la iglesia tiene que mantener es la referente a la purificación del “culto”. Lo “sagrado” no lo tienen preferentemente los “tiempos” ni los “lugares”, ni los “objetos”; sino que tiene que radicarse en las “personas” mismas, en su vida. Y esto no por ellas mismas –sería Idolatría- sino por la presencia y acción de Dios Vivo en ellas. Es esta una de las primeras exigencias del Kerigma.

1.- El primero en luchar por la “kerigmatizaciòn” autèntica del “culto” fue Cristo. Pero no lo hizo sólo frente al falso sacralismo de lugares personasy objetos profesado par el judaísmo; sino también frente al sacralismo “popular” representado pro la Samaritana y sus compueblanos.

Y aun cuando Cristo, frente a la Samaritana, reivindique para “los judìos la posesión de la verdadera religión; eso no significaba que ellos estuvieran dando a Dios el verdadero “culto”.

“Nuestros padres, dice el Samaritano, siempre vinieron a este cerro para adorar a Dios. Y ustedes los judíos dicen que Jerusalén es el único lugar para adorar a dios. Jesús le dijo: créeme, mujer, la hora ha llegado para ustedes de adorar al Padre. Pero no será en este cerro, ni tampoco en Jerusalén… Llega la hora, y ya estamos en ella, en la que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en Verdad. Son esos adoradores a los que busca el Padre. Dios es Espíritu. Por tanto los que adoran, saben adorarlo en Espíritu y en verdad” (Jn. 4, 19-24). Los samaritanos habían idolatrado el “cerdo” y rivalizaban a muerte con Jerusalén por eso.  Su sacralización fanática de un monte les había vaciado de Dios.

II.- Pero tampoco los “Judíos” podían dárselas de estar realizando el verdadero “culto”. También ellos habían desplazado a dios como verdadero “Padre” y verdadero “Salvador” y verdadero “Espíritu”.

Tampoco los judíos adoraban en “Espíritu y en verdad”. También los judíos habían desnaturalizado el “Templo”. Querían amarrar a Dios “mágicamente” a un lugar físico. Ya no importaba mucho la vida que vivieran las “personas”. Los judíos llegaron a creer que su salvación estaba asegurada y la presencia de dios también en tanto en cuanto existiera el “Templo”. Y por eso mataron a Cristo, porque les profetizó que el Templo material sería destruido y sería sustituido por los “templos” vivos de las personas y su dignidad y derechos. Por eso matarían también al Diácono Esteban, primer mártir del Cristianismo.

Pero el Altísimo no habita en edificios construidos por hombres… ¿Rebeldes, infieles de corazón y reacios de oído. Siempre resistí al Espíritu Santo… (Hechos, 6,13-14; 7,48-52).

III.- Cristo temió que ese falso e idolátrico culturismo al “Templo”, desorientara a sus Apóstoles: “Cuando Jesús salió del Templo, uno de sus Discípulos le dijo: Maestro, mira, qué inmensas piedras y que construcciones. Jesús le respondió: ¿ves estas construcciones grandiosas? No quedará de ellas piedra sobre piedra. Todo será destruido” (Mc. 13 1-2).

El Nacional

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