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La agroforestería en el desarrollo

La agroforestería en  el desarrollo

La agroforestería o más correctamente dicho la agrosilvicultura, es relativamente nueva como disciplina científica, data de hace 10 ó 15 años, pero es muy vieja como actividad humana.  Su práctica era común en sociedades primitivas y fueron actividades fundamentales en las grandes culturas como las mesoamericanas.

La combinación de especies anuales con arbóreas en tiempo y en el espacio fue una práctica común en estas grandes culturas. De esta manera, la agroforestería es el resultado de una disciplina nueva con raíces muy antiguas.
Este modelo agrícola y de apropiación de los recursos constituye la piedra angular del desarrollo de cualquier país y resulta particularmente relevante en las condiciones de República Dominicana.

No existe ningún país de los que hoy se llaman desarrollados que no haya pasado por un largo periodo de economía agrícola.
En los países en vías de desarrollo como los latinoamericanos y caribeños, no supimos aprovechar el siglo XX para hacerlo, a toda costa hemos tratado de avanzar a saltos, pasar a la industrialización primero y a los servicios globalizados más recientemente sin haber obtenido una estabilización, léase autosuficiencia agrícola-alimentaria.

Esta evolución a saltos no nos ha permitido establecer un modelo de desarrollo propio y acorde a nuestros recursos financieros, naturales y humanos que nos permita aspirar a la sostenibilidad.

Ustedes se preguntarán: ¿y por qué ha adquirido tal importancia? La respuesta es muy sencilla.
La agroforestería tiene que ver con la producción de satisfactores primarios básicos, en el corto plazo, con la producción de excedentes y con la conservación de la naturaleza.

La agrosilvicultura constituye una herramienta muy eficiente para elevar los estándares de vida en el medio rural.
Es a través de la Agroforestería en donde el aumento de conocimiento va acompañado de un aumento de sabiduría, es decir, de una conducta más prudente en relación con la naturaleza.

Un buen manejo de recursos en donde concurren especies cultivadas y no cultivadas, anuales con semiperennes y perennes, es más sabio que un monocultivo sostenido a base de insumos químicos.

Por otra parte, la agrosilvicultura permite un acercamiento más natural para recuperar prácticas culturales de sistemas tradicionales, lo que al menos en países como el nuestro, nos permite recuperar una memoria colectiva de una gran variedad de recursos que se utilizaban en una época no muy lejana y en pocos casos aún se utiliza.

La agrosilvicultura es considerada una alternativa de uso del suelo aplicable tanto a sistemas agrícolas de subsistencia, como a sistemas en los que se pretende obtener el máximo rendimiento, en República Dominicana ya se aplican estos conceptos y ahora el gran retos es sumarlos y entrelazarlos a las estrategias de conservación del territorio para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible recientemente aprobados por la ONU (septiembre 2015) para aspirar a un mundo justo y sostenible.

Ernesto Enkerlin, es presidente de la Comisión Mundial de Áreas protegidas, quien estuvo en el país invitado por la Fundación Universitaria Dominicana Pedro Henríquez Ureña.

El Nacional

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