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La capital: una enorme y sucia cocina ambulante

La capital:  una enorme  y  sucia cocina ambulante

El desempleo y los bajos salarios han llevado a miles de personas  a vender  comida en las vías públicas sin cumplir con las más míminas  condiciones de higiene

La capital se ha convertido en una enorme y sucia cocina ambulante, manejada por “cocineros” carentes de las mínimas condiciones de higiene, que operan al aire libre en pequeños establecimientos, furgones, camionetas, ante la indiferencia de las autoridades y la resignación de una población en aumento que sin embargo ve reducir su capacidad de comer en un lugar adecuado.

Visto desde el punto de vista científico por expertos en la materia, el negocio de la comida no es más que el cocimiento y posterior venta de alimentos aderezados con sudor, saliva, bacterias, polvo y gases de los vehículos que circulan en la ciudad.

Se trata de un negocio que hace poco las autoridades trataron de controlar, debido a la presencia en el país del cólera, pero que después fue dejado a la suerte de los vendedores.

El argumento básico de los cocineros y vendedores de la calle entrevistados por El Nacional, es que son padres de familia que de algo tienen que vivir, como si los consumidores también no fueran padres de familia la que se le debe garantizar salud.

Al igual que quienes venden estos alimentos, los compradores son personas de escasos recursos económicos, quienes adquieren jugos, frutas, frituras, agua, empanadas, “plato del día”, dulces, ensaladas, entre otros.

Se trata de un negocio que, aunque dañino a la salud, moviliza gran cantidad de recursos y emplea cantidades considerables de personas, que de una manera u otra ayuda a sobrevivir a muchos pobres.

Sin embargo, a nadie le parece importar que estos alimentos son transmisores de múltiples enfermedades, siendo las principales el helicobacter pylori y la ameba.

El helicobacter

Los estudios indican que la infección del H. pylori es más probable adquirirla por la ingestión de alimentos y agua contaminada y mediante contacto de persona a persona.

Para los expertos, es seguro que la alta incidencia que hay en el país de H. pylori obedece a los alimentos, jugos y aguas contaminadas que venden en las calles.

Estudio de la UASD

Visto desde el punto vista científico, la situación es sumamente alarmante, por lo que debe llamar la atención de las autoridades sanitarias.

Veamos: Un estudio realizado por un equipo del que formó parte el Instituto de Microbiología y Parasitología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), publicado en el periódico de esa casa de altos estudios, arrojó como resultado que en República Dominicana, el H. pylori tiene una incidencia de un 85 por ciento en la población.

Detallado por rango de edades, el estudio indica que un 22.93 por ciento de las personas de 60 años lo tienen; 18.47 por ciento los que tienen de 50 a 59 años; 25.48 por ciento los de 40 a 49 años; 17.38 por ciento los de 30 a 39 y 15.29 por ciento los jóvenes de 29 años o menos.

Los expertos

Consultado al respecto, el director del Instituto de Microbiología y Parasitología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), doctor Roberto Cruz, dijo que se han hecho varios estudios al respecto, aunque no directamente en comidas, pero en especial en las aguas, en donde se han detectado contaminaciones con bacterias como la escherichia coli y salmonella, entre otras. Recordó que esas bacterias son causantes de enfermedades como la tifoidea y otras de importancia que afectan seriamente a las personas.

Dijo que lo más llamativo de todo es la alta contaminación que hay en las aguas, trato y cocido de los alimentos que se venden en las calles, evidenciado en el estudio del Instituto de Microbiología y Parasitología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, el cual él dirige y que revela que en República Dominicana, el H. pylori tiene una incidencia de un 85 por ciento en la población.

“En ese estudio se determinó una gran prevalencia molecular de helicobacter pylori en República Dominicana”, precisó Cruz, tras advertir que se debe tener sumo cuidado en la ingesta de comidas, bebidas y agua en la calle.

En ese sentido pidió a los vendedores de comidas callejeras a tomar las medidas de lugar en la manipulación de los alimentos, para que no se produzcan contaminaciones que afecten la salud de la población.

Sostuvo que es evidente que hay bacterias que viven en el polvo, por lo que de llegar a los alimentos como consecuencia de la exposición, harían daño a la salud.

El doctor Cruz precisó que es bien sabido que el polvo, el humo y el monóxido de carbono no son compatibles con los alimentos, porque son portadores de bacterias dañinas para la salud. Algo importante a destacar es el tipo de aceite y los utensilios que utilizan para el cocido de estos alimentos.

Sarita Valdez

Sobre el particular también opinó el subsecretario de Salud Pública, patólogo Sergio Sarita Valdez, quien dijo que a pesar de los ocasionales intentos de eliminar la venta desordenada de frutas y alimentos cocidos en la calle no solo en República Dominicana, sino en América Latina, parece estar en aumento, estimulada por las crecientes poblaciones urbanas marginales, el desempleo que crea innumerables vendedores callejeros potenciales, las grandes distancias recorridas cotidianamente entre el lugar de trabajo y el hogar; la demanda de alimentos baratos y culturalmente apropiados acerca de los lugares de trabajo y la escasez o ausencia de establecimientos permanentes que sirvan ese tipo de alimentos.

Además de representar una carga oculta para los servicios públicos, la industria de los alimentos de venta callejera, por lo general no reglamentada y casi clandestina, tiende a no observar normas adecuadas de higiene y a plantear considerables problemas de salud pública.

En este contexto, las epidemias en América Latina han atraído la atención hacia el potencial de transmisión de enfermedades que tienen los alimentos vendidos en la calle y han estimulado el apoyo a los intentos de resolver ese problema, dijo Sarita Valdez.

Empero, añadió, hoy en día se reconoce que cada vez más los vendedores ambulantes de alimentos son un elemento necesario de la vida urbana cotidiana, en especial en los países en desarrollo.

Respuesta

El doctor Sarita Valdez declaró que, teniendo estos aspectos en consideración en estos momentos, más que fútiles intentos de abolir esas ventas, se está trabajando bajo un nuevo criterio y más positivo con la inclusión del tema en políticas nacionales y un enfoque más agresivo en la implementación de programas de capacitación de los vendedores ambulantes e inspectores para dotarles de los conocimientos y las facilidades que le permitan dar a la venta ambulante de alimento un nuevo rol en la sociedad.

Esto ha implicado el fortalecer programas que no solo se orienten en los vendedores sino que orienten a los consumidores.

“Actualmente puedo comunicar a la ciudadanía que desde este Ministerio de Salud y como trabajo conjunto de actores del sector, los ayuntamientos, la OPS/OMS y como producto de las medidas adoptadas, en el periodo 2010- 2011 fueron capacitados 445 vendedores y en el periodo 2012-2014 se han capacitado 1,568 vendedores ambulantes y multiplicadores”, dijo Sarita Valdez.

Sostuvo que esa cantidad ha sido capacitada y dotada de las herramientas básicas para realizar sus labores con dignidad e inocuidad.

Actualidad

Sarita Valdez destacó que actualmente se lleva a cabo una jornada de capacitación y certificación de los vendedores en convenio con las alcaldías municipales de Santo Domingo Este y del Distrito Nacional.

El Nacional

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