Opinión

La carta de Hipólito

La carta de Hipólito

Para la campaña del 2004 todos los estudios de opinión resultaban desfavorables al ingeniero Hipólito Mejía —que optaba por la reelección presidencial—, pero supo llevar esperanza a sus seguidores, que mostraban rostro de optimismo, bajo una supuesta “carta que tenía debajo de la manga”. La carta nunca apareció y antes de que la Junta Central Electoral emitiera el primer boletín admitió su derrota electoral.

La contienda comicial del año 2012 fue muy reñida. Y muchos creen que a Hipólito Mejía se le despojó de su triunfo, pero la calma no se hizo esperar entre correligionarios del candidato, porque se habló de un Plan B, o de la carta que sacaría el ingeniero agrónomo debajo de la manga. Lo que ha hecho es pasarse tres años elogiando al gobierno. Lo único que ha faltado es crear o inscribirse en un movimiento de apoyo al PLD. ¿Dónde está la carta?

En marzo se celebran las primarias del Partido Revolucionario Moderno y no hay una sola firma encuestadora de prestigio —o por lo menos de reconocimiento público— que otorgue el primer lugar al “famoso guapo de Gurabo”, pero en el naciente partido se rumora que Mejía tiene una marrulla o una carta debajo de la manga. ¿En qué consiste la carta?

Todo luce consumado. Lo he dicho muchas veces y lo repito hoy: Luis Abinader, que no tiene rechazo en el electorado, ganará la convención mucho a poco y será el candidato presidencial aglutinador de todos aquellos dominicanos y dominicanas opositores al Partido de la Liberación Dominicana que aspiran a un mejor país.

Al ingeniero Mejía se le percibe en el electorado como a un hombre que le pasó su tiempo y nada tiene que ofertar. Las últimas encuestas reducen los porcentajes al antiguo presidente, inclusive al dos por uno, y la tendencia es de aumento de la diferencia, porque todos los dirigentes que vienen del viejo PRD, en los más diversos niveles, lo hacen directamente endosando su apoyo al licenciado Luis Abinader.

Mejía no tiene ninguna carta. Lo que Tiene es un rechazo enorme en la población. Y de persistir en su pretensión de disputar la candidatura, al no dar una lectura desapasionada a un momento político en el que la gente no lo quiere de candidato para el 2016, se le percibiría como un “viejo ambicioso”. El carisma de Mejía es incuestionable y puede, efectivamente, jugar roles relevantes desde otras posiciones.

El Nacional

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