CANNES. Francia. Venir a un festival de cine, aun cuando se trate del mayor y más prestigioso del mundo, para cubrir sus incidencias tiene poca relación con el mundo real que uno encuentra en esta ciudad, idealizada por la prensa rosa y atada a la fabril ensoñación que producen las grandes pantallas. Aquí, la vida real es otro asunto.
En Cannes el nivel de vida, ciertamente, en general es más alto si se hace la comparación -de clase social a clase social- con un país como República Dominicana, pero eso no impide que se perciba que hay hijos del infortunio, sin casa, sin recursos, sin empleos y sin protección social.
Es significativo el número de pedigüeños franceses en las calles, incluyendo también a los inmigrantes gitanos y africanos (de entre los que no trabajan en el mercado informal vendiendo paraguas y souvenirs).
En la zona comercial de Cannes encontramos cuando menos 12 pedigüeños, como si fuera un trozo de la calle El Conde. De entre ellos, nos llamó la atención un francés (según pudimos conversar con él posteriormente) que simplemente permanece hincado frente a un vasito de cartón en espera de unas monedas.
La protesta social
En frente del Palacio de Convenciones, donde se efectúa el 66º Festival de Cine de Cannes, tiene escenario la protesta social.
La Asociación Mundial de Protección a Perros y Gatos contra el Comercio de su Carne ha mantenido una protesta permanente en las entradas del Palacio de Convenciones del Festival de Cannes contra el comercio y consumo de esos animales, que se verifica en China, Corea, Filipinas, Indonesia, Laos y otras naciones del sudeste asiático.
El movimiento que explica sus objetivos en la página www.notodogmeat.com, tiene sede en Londres y ha llevado a decenas de militantes, sobre todo mujeres, para protestar contra el comercio de la carne de perros y gatos, de los que dice son despellejados en vida y en condiciones insalubres para ser servida su carne como comida en fondas y restaurantes.
Indicaron las protestantes a EL NACIONAL, que no se ha logrado modificar la costumbre de esos países de tratar con esa crueldad a los animales y consumir su carne.
Indican que solo en China se sacrifican 10 millones de perros de esa forma cruel para consumirlos como comida, mientras que en Corea del Sur se matan dos millones y medio de perros con los mismos fines.
Las protestantes dijeron que en el Festival de Cannes se ha incluido un documental titulado Escondido en la Tierra del Mañana, que muestra la historia y el comercio de las carnes de perro y gato en esos países.
Obreros, obreros
Por la idealización mediática, se da una tendencia en la mentalidad colectiva que lleva a pensar que en Cannes todos son actores, actrices, directores o productores. No es así.
Aquí hay obreros que tienen como misión recoger basura. Claro, tienen una indumentaria especial y todo el equipo necesario. No son negros y pobres, como pudiera pensarse. Marck Brow, un estudiante de secundaria que estudiará cine, es uno de ellos. Limpia las calles con una escoba y recoge desperdicios con un carrito, ataviado con su uniforme impermeable verde chillón, para alertar a los conductores de su presencia.
Finalmente, pudimos encontrar, descansando, al cuerpo de cocineros de uno de los hoteles de cinco estrellas, luego del desayuno de los huéspedes. El hotel les permite 25 minutos de descanso en los cuales se sientan frente a la avenida a fumar y ver pasar la gente.

