Opinión

La soberbia del éxito

La soberbia del éxito

No juzgues al soberbio, porque a lo mejor no es soberbia sino angustia. Esta frase, en lo personal, siempre me ha ayudado para justificar y hasta comprender el manejo, comportamiento y reacciones destempladas de algunas personas difíciles con las que me ha tocado lidiar en estas vacaciones de la muerte que es la vida. Confieso que no acabo de sorprenderme al ver como la inversión de valores va ganando terreno y como el dinero, ese mal necesario que lo desnaturaliza todo, ganado a como de lugar, es lo que prima a la hora de calificar de exitoso, prospero y hasta de grande a ciertos personajes que tal vez su único merito personal es la habilidad y la arrogancia que destilan, que muchas veces se llegan a creer por las adulaciones serviles de quienes se benefician de su poder económico como lampreas.

No comprenden que la grandeza no está en el éxito que se pregona, ni en el dinero, ni en la fama, porque estas son temporales y se pueden derrumbar fácilmente, y muchas veces pertenecen a los mezquinos y más habilidosos capaces de cualquier cosa sin ningún tipo de escrúpulos. Esta pertenece al humilde de corazón, que aunque teniendo todo lo mencionado, prefiere callar ante la soberbia, darle una sonrisa a quien te hiere y está en paz con Dios y consigo mismo. En fin no ser un simple humano, sino un ser humano.

Es una lástima que muy pocos entiendan esta diferencia. Hago esta reflexión como una forma de llamar la atención de los jóvenes, que son nuestro porvenir, para que comprendan que todo lo material es temporal, hasta las minas se agotan, la fama es como una nube de verano que pasa y se desvanece, los músculos se van disminuyendo mientras uno envejece y cuando nos toque partir hacia el padre todo se quedará atrás. Solo quedara el recuerdo de cuanto amor diste, de cuanto bien o mal sembraste, a cuantas personas ayudaste o maltrataste y si tu paso terrenal será digno de ser recordado.

A esas personas que se vuelven soberbias por su éxito temporal, que no descarten ni olviden que Dios pone cada cosa en su lugar, ya que aquí en la tierra es que esta el verdadero purgatorio, y que no esperen que les lleguen las pruebas ni el desierto para comprenderlo y asimilarlo. Mientras tanto como dice el adagio, cada quien que haga su propia digestión.

En otro orden quiero felicitar las primarias que acaba de celebrar el partido oficial, al igual que los acuerdos y esfuerzos realizados por los demás partidos con fines de madurar el proceso democrático de cara a las próximas elecciones de mayo del 2016. Aunque como decían mis amigos Leonel Fernández y Danilo Medina que fueron lamentables los incidentes ocurridos en las primarias. Hasta el próximo jueves.

El Nacional

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