Editorial

La tercera dosis

La tercera dosis

El Gobierno, con el apoyo del Colegio Médico y de sociedades médicas especializadas, anunció ayer la aplicación de la tercera dosis de vacuna que comenzará de manera voluntaria con el personal sanitario y personas con morbilidad que tengan las dos dosis para luego continuar con el resto de la población.

Con esa decisión, anunciada por el presidente Luis Abinader, se pone término a la discusión suscitada por el sorpresivo anuncio oficial de que se aplicaría una dosis adicional con fines de reforzar la capacidad de inmunización de los ciudadanos ante las variantes de la covid-19.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) sugirieron a las autoridades completar primero el suministro de las dos dosis programadas antes de embarcarse en otra que serviría de refuerzo inmunológico, en tanto que otros epidemiólogos y neumólogos consideran innecesaria o extemporánea esa inoculación adicional.

Es importante resaltar que República Dominicana dispone de un potencial inventario de vacunas Sinovac, Pfizer y Astrazeneca, que sobrepasaría los 20 millones de dosis, si las dos últimas farmacéuticas cumplen con el compromiso de suministrar la totalidad de los diez millones de unidades cada una adquiridas por el Gobierno.

Así las cosas, habría vacunas suficientes para suministrar a toda la población las tres dosis que proponen las autoridades, que además ofrecen seguridades que no causarán daños colaterales y en cambio, ayudarían a inmunizar aún más a los ciudadanos contra nuevas variantes del virus.

Es preciso advertir que la sola voluntad oficial de iniciar de inmediato la aplicación de una tercera dosis, no garantiza el éxito de ese programa a menos que sea acompañado de una campaña mediática y cívica de concienciación, educación y convencimiento sobre la pertinencia de esa inoculación extra.

Muchas incógnitas aun requieren ser despejadas en torno a esa intempestiva iniciativa, como por ejemplo por qué la vacuna a aplicarse debe ser diferente a las anteriores, por qué iniciar ahora ese programa sin completar la inoculación de la segunda dosis y por qué este sería el primer país en proveer una tercera dosis.

En todos los escenarios posibles, el mejor de los caminos sería acoger la decisión del Gobierno de iniciar la inoculación voluntaria de una tercera dosis contra la covid 19, que ayudaría a evitar rebrotes pandémicos causados por nuevas variantes del virus, tipificadas como muy contagiosas y peligrosas, pero debieron ponderarse las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Oficina Panamericana de la Salud.

El Nacional

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