El cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, o mediante el uso de un diamante podría obtenerse algo parecido.
La más conocida de estas calaveras, así como la más misteriosa, es la de Mitchell Hedges. Tiene características muy similares a la de una verdadera calavera humana, como dientes y una mandíbula con movimiento.
Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en que fue tallada, ya que se trata de un trabajo imposible de realizar por los más talentosos escultores o ingenieros de nuestra época.
Otro de los hallazgos sorprendentes consistió en que no hallaron evidencia ni rastros de que se hayan utilizado herramientas metálicas.
En 1924, el explorador inglés Frederick Albert Mitchell Hedges, descubrió una calavera de cristal de roca en las ruinas de un templo de la ciudad Maya «de las piedras caídas» en Belice.
De acuerdo a los investigadores, excepto la ausencia de suturas craneanas, es una reproducción casi perfecta de una calavera de mujer. Pesa 5 kilos y se compone de dos partes: la mandíbula inferior ajustándose perfectamente con la parte superior.
Las propiedades ópticas de la calavera son sorprendentes: alumbrada por debajo, la luz sale por las cuencas. Alcanzada por detrás por los rayos del sol, un intenso haz luminoso sale por las cuencas, la nariz y la boca.
Seguro de su autenticidad, Michell Hedges acepta confiar la calavera a un equipo de científicos especializados en cristalografía de la sociedad Hewlet-Packard.
Al cabo de 6 meses de pruebas, las conclusiones son que está hecha con cuarzo natural sumamente puro, de dióxido de silicio «piezoeléctrico» anisótropo. Las dos partes están talladas en el mismo bloque de cristal de roca.
No se encontraron huellas de instrumentos, ni siquiera rastro microscópico. Sin señal de fabricación, resulta imposible fecharla, ya que el cristal no envejece.
Con una tecnología moderna con diamante haría falta un año de trabajo para conseguir el aspecto exterior, pero siempre quedarían huellas de fabricación, lo que no lleva la calavera encontrada, en cuanto a los efectos prismáticos, su reproductibilidad resulta aún más dificultosa.
Los científicos opinan que su fabricación manual hubiera necesitado 300 años de labor contínua
Otras
Nick Nocerino, posesor de una calavera de cristal llamada «Sha-Na-Ra» fundó un instituto de investigación parapsicológica con el fin de estudiar sus propiedades.
Jo Ann Parks detiene «Max» y Norma Redo es la propietaria de la calavera de la cruz relicario.
En el año 1996, los tres aceptaron prestar su calavera al British Museum con fin de peritaje.
Cinco calaveras han sido estudiadas, las tres citadas antes, la del British Museum y también la del Smithonian Institute.
Un cubilete de cristal fechado por lo menos en 500 años antes de Jesucristo, y una calavera moderna fabricada en 1993 en Alemania por Hans-Jürgen han sido utilizados como muestras.
La calavera del British Museum y la del Smithonian Institute llevan huellas de fabricación.
En cuanto a la calavera de la cruz relicario, los dientes han sido retocados así que, claro, el agujero que los españoles perforaron para introducir la cruz.
Desde entonces, las autoridades del British Museum se niegan con empeño no sólo a revelar sus conclusiones sino también, en decir el por qué.
Aquí tenemos un nuevo ejemplo de la dimisión de los científicos ante un objeto imposible.
Según su tradición, esas calaveras les han sido transmitidas por los Atlantes quienes las habían recibido de Iniciadores llegados del cielo.