El centro de la tormenta Isaías salió anoche del área de pronóstico de República Dominicana para internarse en el océano Atlántico no sin antes provocar al menos una muerte, intensas lluvias, fuertes vientos, inundaciones, deslizamientos, derribo de árboles y postes y numerosas poblaciones incomunicadas.
Isaías, convertido ya en huracán, va hoy rumbo a las Bahamas con vientos máximos de 130 kilómetros por hora, en tanto que su amplio espectro se mantendrá como factor de aguaceros en gran parte del territorio nacional.
El Centro de Operaciones de Emergencia (COE)informó sobre la muerte de una persona en El Seibo, al hacer contacto con un cable de alta tensión derribado por las ráfagas de vientos, mientras que numerosas comunidades rurales quedaron incomunicadas a causa de inundaciones.
Sin dejar de resaltar el saldo de al menos un muerto y los daños materiales causados por la tormenta Isaías, se resalta que las intensas lluvias pusieron fin al extendido periodo de sequía que afectaba en una amplia franja del territorio nacional, lo que ha sido causa de disminución de los terrenos cultivables y de áreas ganaderas.
Las lluvias de Isaías elevaron los niveles de agua en las 34 presas y embalses diseminados en toda la geografía, además de abonar extensos predios agrícolas y ganaderos, por lo que puede decirse que el paso de la tormenta tuvo también un lado positivo.
República Dominicana figura entre los contados países de América Latina que disponen de juntas de regantes dirigidas por propios productores agrícolas y pecuarios que gestionan la administración de canales de riego para uso equitativo de productores agrícolas y pecuarios, por lo que las lluvias de Isaías serán ampliamente aprovechadas para cultivos, crianza y acueductos.
Las autoridades tienen el compromiso de asistir a familias damnificadas por el paso de la tormenta, emprender la reparación o remediación de los daños causados y acompañar a productores agropecuarios en la preparación y siembra de fincas y parcelas bendecidas por las lluvias.
Los dominicanos despiden con marcada nota de alivio a la tormenta Isaías, que con su desordenada anatomía y estela de lluvias y vientos afectó al lar nativo, por lo que su partida es motivo de alegría colectiva, sin dejar de agradecer el agua derramada.

