Leí con mucha sorpresa la declaración del Director de Hogar Crea Dominicano respecto a la postura suya y, presumo, de la entidad que dirige en contra de la legalización de la marihuana. Causa sorpresa porque contradice la postura históricamente asumida por la entidad de que el adicto debe ser visto como una persona enferma y no como un delincuente común, como bien recoge un reportaje publicado por el periodista Maguá Moquete Paredes en el periódico El Nacional del 10 de diciembre del 2016, y que viene de una entidad, como Hogar Crea, que en teoría conoce esa realidad.

Julio Manuel Díaz Capellán, reconoce esa postura histórica de la entidad que dirige afirmando que “debemos entender que el que está utilizando estas sustancias no debe ser considerado un delincuente más, sino un enfermo”, lo que estaría totalmente desconectado de su mensaje en contra de la despenalización o legalización del consumo, ya que la prohibición en la forma que la plantea es en efecto tratar al consumidor como a un delincuente más, cuyo remedio sería la prisión y no estar voluntariamente en un centro de rehabilitación como sería lo ideal, y como supongo favorecería su entidad
Adicionalmente este muestra una particular preocupación por el efecto que puede tener sobre niños y adolescentes cuando afirma que “cuando se le dice a la juventud que eso se puede despenalizar, entonces se está legitimando y validando una sustancia letal”, lo que se distancia un poco de la preocupación de años anteriores donde Hogar Crea manifestó que sus propias investigaciones concluyeron que la mayoría de los niños y adolescentes que empezaban el consumo de drogas lo hacían al “probar la mercancía” cuando eran usados como mulas o vendedores en el micro tráfico, ambas consecuencias directas de la prohibición.

La realidad que viene enfrentando el mundo desarrollado donde cada vez más países flexibilizan o directamente legalizan el consumo de cannabis, es que las consecuencias más nefastas de las drogas se derivan del mercado negro que existe por su prohibición que directamente de su consumo. Más aún, esa misma prohibición ha sido el principal obstáculo para el desarrollo de estudios científicos que permitan combatir la adicción, y que auxiliarían profundamente el trabajo que entidades, como Hogares Crea, han venido realizando.

La prohibición total del consumo de cannabis sólo ha servido para llenar las cárceles de enfermos y los cementerios de víctimas de la violencia inherente a su mercado negro, mientras su consumo se mantiene constante y sin mayores cambios.

“Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando diferentes resultados” dijo Albert Einstein. No se me ocurre mejor descripción para la Guerra Contra las Drogas que justamente eso, una locura.

Mientras, este mismo año, Canadá se convirtió en el primer país en legalizarla sin control centralizado y los Estados de Vermont y Michigan se sumaron a otros 10 en hacerlo dentro de los Estados Unidos, es evidente que al menos una parte del mundo ha elegido despertarse de esta pesadilla. Sin embargo, en República Dominicana, ahora hasta en las entidades que uno suele esperar mucha mayor comprensión respecto del tema también vamos para atrás como los cangrejos