Amores que se fueron
Amores que se fueron. Género: Cuentos. Autor: Marcelino Ozuna; Editorial Oveja Negra. Coordinador editorial: José Gabriel Ortiz. Mil ejemplares. Impreso en Colombia.
Marcelino Ozuna acomete la literatura como una de sus tendencias vitales de preferencia. Y al alejarse de los trabajos de ensayo biográfico y adentrarse en la ficción, parece haber llegado a un espacio vital para el que tiene condiciones, pero en el que debe persistir procurando elevar estándares literarios, porque su camino en la narrativa está en desarrollo.
Y al hacerlo en el género de la narrativa corta, permite ver a un autor con ímpetus, dominio de la técnica y a quien Editorial Oveja Negra, de Colombia, le aceptó como autor capaz de interesar a sus lectores en conocer lo que hace este escritor, nacido en Hato Mayor del Rey. El autor nos arropa con sus historias breves, en una lectura que complace la necesidad de una literatura emergente, limpia y capaz de involucrar en sus atmósferas y personajes, a quien toma en sus manos este volumen.
Ozuna logra marcar territorio en la narrativa breve con estos cuentos, porque define atmósferas y estados de ánimo con oraciones fluidas, generalmente breves y desarrolla con fortuna los procesos de intensidad, pese a que a veces lo hace más lenta con conceptos sustituibles como “cosas” que es una expresión tan genérica que nadie que escriba literatura debería utilizar nunca, pero puede ser que sea parte de un estilo que se respeta.
“Amores que se fueron”, que toma en préstamo su título al universo del bolero latinoamericano, nos presenta a un escritor que tiene la habilidad del rejuego con las imágenes y detalles en el enfoque de las actitudes humanas. Nos marcan con algunas expresiones (no muchas por suerte) que dejan ver un machismo mal disimulado, pero nos entusiasma el discurso narrativo, con los colores del Caribe.
Ozuna tiene con condiciones para cultivar a fondo su capacidad de escritura. No se puede considerar como consagrado, en modo alguno. Tiene caminos por recorrer, pero desde sus textos hay vistos de un genialidad, sino más bien de un escritor al que le esperan procesos y cultivo denso del oficio. Es una piedra preciosa que debe seguirse trabajando.
Editorialmente, se le debe aconsejar no emplear un tipo de letra mayor de 12 o 14. No es necesario. Su textualidad tiene por sí misma, sin apelar a entregar un título que quiera parecer grande u gordo. Igualmente, hubiéramos deseado una imagen de portada más próxima a la mujer del Caribe
Sus cuentos brevísimos tienen el poder del encanto, pero podrían ser de mucho mayor impacto, evitando algunos lugares comunes.
Ozuna, pasa con dignidad la prueba de la literatura que se construye a sí misma, incluyendo los procesos de perfeccionamiento por desarrollar y de fases por sobrepasar.
En Ansias, escribe:
“Ansiaba, en el hondón del alma y mis cosas perdidas, verla en el barrio, oírla nombrarme, como prueba única de que me hallaba de este lado de la vida. Saberla de mi parte”.