SEUL, EFE-. Los mandatarios del G20 han comenzado a llegar a Seúl para la cumbre del jueves y viernes, pero las posturas de los países sobre la política cambiaria están tan distanciadas, que de momento las negociaciones sólo han generado tensiones y gritos acalorados.
Los negociadores de las naciones del G20 trabajan a estas horas contrarreloj para consensuar el comunicado final que suscribirán los jefes de Estado y de Gobierno el próximo viernes, y que teóricamente debe permitir que los países cambien sus políticas para reducir la brecha que separa a los ricos de los emergentes.
Pero las posiciones están tan enrocadas, que la «guerra de las divisas» está provocando una campaña campal también en la mesa de negociación.
«El debate es tan acalorado -dijo hoy a la prensa uno de los portavoces de la cumbre, Kim Yoon-Kyung-, que cuando entré ayer en la habitación donde estaban reunidos, tuve que dejar la puerta abierta para que se enfriara el ambiente».
«Era una sala pequeña, y había como 50 o 60 personas, pero todos estaban acalorados, y alguno incluso alzaba la voz», dijo el portavoz, quien explicó que la reunión de los negociadores se inició ayer a las 10 de la mañana y no acabó hasta la medianoche.
Lo mismo ocurrió con la negociación que abrieron los viceministros de economía, y que tampoco sirvió para llegar a un acercamiento.
«Cada país tiene su posición, y de momento no quieren ceder», indicó Kim.

