Hace 58 años, el 19 de diciembre de 1965, era una mañana lluviosa, tal como la de hoy, y la ciudad de Santiago vivía su rutina, cuando un grupo de militares constitucionalistas fueron emboscados en el hotel Matum, cuando se disponían a desayunar.
El grupo estaba dirigido por el coronel Francisco Alberto Caamaño, quienes se habían traslados desde la capital asistir a una misa y depositar una ofrenda floral conmemorativa de los seis meses de la muerte del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, quien cayó en combate en las cercanías del Palacio Nacional el 19 de mayo de 1965.
En el 2012 Claudio Caamaño la definió como “Fue una batalla dura, fiera, de momentos muy intensos, desde la mañana hasta entrada la noche, en la que murieron sólo tres de nuestros combatientes, pero les infringimos más de 70 bajas entre muertos y heridos a los agresores”.
Otro de los protagonistas, el capitán constitucionalista Lorenzo Sención Silverio, cuenta que luego de los disparos en el Cementerio de la 30 de Marzo, descubrieron que “el panteón de Fernández Domínguez había sido minado con explosivos con la finalidad de cometer un acto terrorista, de consecuencias incalculables, los que fueron desactivados y levantados por nuestros expertos en explosivos”.
De su lado, Caamaño narró al entonces presidente Héctor García Godoy: «a eso de las 9:30 a.m. recibimos la sorpresa de un ametrallamiento, mientras me ocupo de seleccionar lugares adecuados para la seguridad de los niños, mujeres y hombres, ordeno a los oficiales investigar de inmediato quiénes nos agreden y de dónde proviene la agresión.
Y como quedó en la Historia, con el reducido armamento que tenían y el lamentable pago de las valiosas vidas del coronel Juan María Lora Fernández y del sargento Domingo Antonio Peña, los constitucionalistas atacados contienen y derrotan a sus atacantes, quienes a las 5:00 de la tarde abandonaron la agresión.