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Luis Méndez Salinas

Luis Méndez Salinas

El oficio del escritor guatemalteco Luis Méndez Salinas (1986) está sostenido por un sólido trípode. Es poeta, editor y arqueólogo. A la segunda y la tercera condición llegó por amor a la primera, inclusive deja entrever que le interesó la arqueología para investigar y conocer el pasado y poder plasmarlo en palabras.
Invitado a participar en la 21 Feria del Libro, que se celebrará del 19 al 30 de este mes, Méndez Salinas, sostiene, que para él esencialmente la escritura es producto del misterio y del silencio.

Su vida, además de escribir poesía, se agita entre las acciones de bucear e investigar para dar con “la buena poesía”, editarla y difundirla, por eso dirige el proyecto editorial Catalixia.

Méndez Salinas, oriundo del país que es invitado especial a la feria, Guatemala, también ha coordinado espacios de poesía, se abre a la conversación, y lo mismo ofrece un juicio contundente sobre la publicidad, un descubrimiento arqueológico o sobre las redes sociales.

P. En una entrevista dijiste que te da miedo escribir. ¿Tiene algo que ver el bloqueo del escritor, el miedo a la página en blanco…? ¿Cuál es la historia?

R. En la página en blanco hay algo escrito que nosotros no podemos ver. En ese algo está el misterio, y el misterio siempre me ha provocado un respeto muy grande. Con ese mismo respeto me he acercado durante los últimos años a la escritura, a la palabra y, desde luego, al silencio.

Escribo cuando me resulta absolutamente imposible no escribir. A veces, las ideas se mastican durante mucho tiempo y el gesto final de la escritura es justamente eso: el gesto final de un proceso más profundo que se inicia en el silencio. Se escriben libros, no libras de poesía. Por eso no me afano, y dejo que las ideas y los proyectos encuentren su propio ritmo. Dicho esto, el “miedo” por la página en blanco lo dejo, por ahora, fuera de la ecuación.

P. En 1982 el poeta argentino Juan Gelman escribió Sobre la poesía: [ …] volviendo a la poesía/
los poetas ahora la pasan bastante mal/
nadie los lee mucho/ esos nadie son pocos/
el oficio perdió prestigio […]
En 2018, ¿cuál es la realidad?
R. Probablemente el buen Gelman tenga razón. El mundo moderno se cree capaz de prescindir de todo lo que no produzca riqueza. Lo práctico, lo útil es ahora lo bueno, lo deseable. Sobre esa ficción hemos construido décadas –si no siglos. Y, sin embargo, no faltan ni faltarán nunca esos individuos tercos que se dan a la tarea de nombrar. Inventar, abrir grietas o boquetes o demoler por completo los muros de la cotidianidad gris y vacía.
P. Has dicho que la poesía no debe ser tratada a la ligera. ¿Por qué?
R. Porque es un rito. Y, como tal, apela al misterio, a lo desconocido, a lo sagrado. Confío en las escrituras que se emprenden desde la conciencia plena de la responsabilidad que implica nombrarse poeta en una tradición tan fuerte como la nuestra.
P. Te vemos activo en tus redes sociales. ¿Las consideras competencia o aliadas de los escritores?
R. Creo que son un canal y una bitácora y una fuente de estímulos y un distractor muy grande. Todo a la vez, todo simultáneamente. Creo que el mayor riesgo que implican está en la coyuntura: en sociedades como las nuestras, que no dan tregua y están en un estado de emergencia casi permanente, la coyuntura puede ser un pantano. Pero hay formas de sacarles el máximo provecho sin perder la vida en el intento.
P. Describe Catafixia.

R. Es un proyecto editorial dedicado, principalmente, a la publicación y difusión de la gran poesía que se escribe ahora mismo en Hispanoamérica. Nos interesa mapear el presente poético de nuestros países y colocar buenos libros en manos de los lectores. Somos parte de una tradición muy sólida –y muy poco conocida– de proyectos generados a partir de una voluntad compartida. Con nuestros casi 90 títulos, hemos hecho algo por poner a Guatemala en el mapa de la edición contemporánea a nivel continental.

R. ¿De dónde surge la idea y cómo fue tu experiencia de editar o coeditar la antología Sobre un costado del planeta. Poesía dominicana 1970 -1990?

La antología, que reúne el trabajo de 13 poetas nacidos en República Dominicana entre los años apuntados, forma parte de nuestra colección la Rueda de poesía hispanoamericana actual. Pese a la cercanía geográfica y pese a los elementos compartidos en términos culturales, el Caribe había sido uno de nuestros pendientes. El libro surgió a partir del contacto que tuvimos con Luis Reynaldo Pérez.

El resultado, para nosotros, fue sumamente satisfactorio; principalmente porque nos permitió conocer la obra de autores y autoras contemporáneos nuestros que muy difícilmente llegarían a una librería en Guatemala..

P. Te veremos de visita en la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2018. ¿Qué expectativas tienes? ¿Por qué el público debe asistir a las actividades en las que estarás?

R. Visitar Santo Domingo, sin duda, será una oportunidad magnífica para sentir con el cuerpo, con los sentidos, con la cabeza, eso que intuyo desde acá.

Espero acercarme a la tradición poética dominicana, que es algo que desde acá prácticamente no se ve; conocer a sus poetas jóvenes, escucharlos. Acercar a ellos siquiera una mínima parte de las búsquedas que ahora mismo estamos teniendo en Guatemala. Todo el programa de la feria será una oportunidad para conocer y acercar nuestros caminos.
El autor es periodista y escritor.

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