Quienes tenemos ligeros conocimientos de política, sabemos del gran liderazgo del que hoy día goza mi amigo Hipólito Mejía.

Nadie se llame a engaños, el ex-presidente tiene en su haber una gran incidencia en la nueva plataforma política llamada Partido Revolucionario Moderno.

Sin embargo, al margen de ese indiscutido atributo, estimo que El Guapo de Gurabo, en caso de ganar la nominación presidencial por esa entidad, no reuniría los números suficientes para vencer a su rival Leonel Fernández en los venideros comicios del 2016.

Internamente, un gran segmento de los cuadros políticos de Hipólito está de acuerdo con mi planteamiento.

Esos seguidores del ex-primer mandatario de la nación llegan -inclusive- a proponer que la fórmula del PRM esté conformada por el licenciado Luis Abinader y la joven Carolina Mejía Gómez como los candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente.

Al igual que yo, ellos sustentan sus pareceres en que Hipólito debe propiciar la entrada de las jóvenes generaciones y que su avanzada edad y la salud son elementos a explotar por parte de los estrategas del Partido de la Liberación Dominicana y el doctor Fernández.

No se me olvida que -para el año 2007- una franja importante de empresarios y la sociedad civil se oponían a la candidatura del ingeniero Miguel Vargas.

En esa ocasión, los perredeístas no hicimos caso y, al año siguiente, fuimos barridos por la maquinaria electoral morada.

En esta ocasión, sectores importantes de la Convergencia nos están advirtiendo de que Hipólito debe constituirse en el líder que deje a un lado sus apetencias personales y ayude a que la oposicion salga victoriosa en la contienda electoral próxima.

Hay quienes apuestan a que el ex-presidente entrará en juicio y respaldará que Abinader sea el candidato a la Presidencia con su hija Carolina Mejía en la vice.

La historia le está brindando una gran oportunidad a Hipólito para que las próximas generaciones lo recuerden positivamente, como una persona que fue capaz de poner por encima los intereses del pueblo y no sus beneficios particulares.

En su decisión está la posibilidad de que la oposición triunfe en las votaciones del 2016.