El programa masivo de vacunación iniciado ayer por el Gobierno se ha convertido en una jornada nacional a la que se han unido partidos, empresariado, centrales sindicales, agrupaciones médicas, sociedad civil, entre otros sectores cuya conjunción de propósito demuestra que la sociedad dominicana ha alcanzado un estadio de plena madurez.
Lo más relevante de esta histórica experiencia ha sido el rol protagónico asumido por la ciudadanía que ha acudido masivamente a los centros de inoculación para inyectarse una vacuna que lo protege contra la covid-19, una pandemia que ha matado a cerca de cuatro millones de personas en el mundo.
Para alcanzar esa gran unidad en la diversidad no ha sido necesario infundir terror ni mentir deliberadamente sobre un peligro pandémico en situación de rebrote con énfasis en el Gran Santo Domingo y San Cristóbal.
Las autoridades no han faltado a la verdad al señalar que vacunarse es absolutamente esencial para contener el virus, como tampoco al informar que en territorio nacional circulan 24 cepas de la covid-19, algunas altamente peligrosas.
No se falta a la verdad si se afirma que los “teteos” o fiestas ilegales son las causas principales de la propagación o contagio del coronavirus que han elevado el porcentaje de positividad diaria sobre un 26%, además de poner en serio peligro todo lo alcanzado en materia de recuperación económica y del empleo.
La población ha entendido que ningún ciudadano ha fallecido a causa de inyectarse una vacuna, pero más de tres mil han muerto por el contagio pandémico y cientos ocupan camas en hospitales, muchos intubados o en estado de gravedad.
Los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Fuerza del Pueblo (FP) y Reformista Social Cristiano (PRSC) se han ganado el reconocimiento de la sociedad toda por ofrecer sus locales como centros de vacunación y por el compromiso de llevar a su militancia a cumplir con ese deber sanitario y cívico.
El previsible éxito del programa de vacunación tiene mucho que ver con el compromiso asumido por clases dirigentes y actores de todos los sectores, clara señal de que la sociedad dominicana ha alcanzado plena madurez, lo que sin duda servirá para alcanzar otros propósitos colectivos.

