No deja de crear cierta confusión el conflicto entre el Gobierno y la Asociación Nacional de Detallistas de Gasolina (Anadegas) por la revisión del denominado margen de temperatura. Pero antes que perjudicar a los consumidores el Gobierno debe resistir las presiones de los detallistas en cuanto al incremento de ganancias. Los 22 pesos por galón que ganan los distribuidores superan los ocho de los grandes importadores, sin que estos ejerzan la menor presión por la diferencia.
Todo indica que si el Gobierno otorga a Anadegas el margen de temperatura que reclama se correría el riesgo de aumentar todavía más los precios al consumidor, los que constituyen de por sí una carga bastante pesada.
Que se regularice el diferencial, como se ha propuesto el Ministerio de Industria y Comercio, parece lo más apropiado. Se trata de un aspecto en que los agentes ligados al negocio deben buscar la forma de ponerse de acuerdo, pero sin perjudicar al usuario bajo ninguna circunstancia.
El Nacional
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