Opinión

Mario Serrano

Mario Serrano

Sensible, solidario, abnegado, inteligente, preparado, cristiano humanista. Luchador moderado, crítico sensato, reformador; no así revolucionario-subversivo, izquierdista, comunista… como yo.

Hablo de Mario Serrano, el joven sacerdote jesuita de Educación Digna, Justicia Fiscal, Reconoci.do… que ha sido cadernaliciamente vilipendiado. Peligrosamente maltratado. Injustamente acusado y acosado por una elevada expresión de la soberbia y la infalibilidad, incluso desechada por el Vaticano.

Su “pecado”: acompañar a sus compatriotas vejados, a dominicanos/as despojados/as de su nacionalidad. Unirse a sus sufrimientos y también a la tragedia de la semi-esclavizada migración haitiana, procurando superarlas.

Su “delito”: oponerse al neonazismo antihaitiano devenido en sentencia auspiciadora del genocidio civil y optar por defender los derechos de criollos y inmigrantes.

El neonazismo, cobijado bajo un enorme paraguas antihatiano, construido a base de dos siglos de mentiras, está en auge; después de asaltar áreas claves del Estado, la partidocracia, las jerarquías eclesiales y el empresariado.

En este contexto el padre Serrano, calificado grotescamente como “sinvergüenza” por el Cardenal, ha sido víctima de una amenaza inquisitorial, que extensiva a su Orden jesuita, procura sentar un ominoso precedente mordaza.

A raíz de este abuso de poder pensé que Serrano no se iba a acobardar y no me defraudó: apeló al evangelio para ratificar su compromiso de lucha.

El “cállese” será desobedecido. El “cállenlo” no parece viable. Y, por tanto, no habrá… “y punto”.

Sin embargo, la palabra -y más que la palabra- la actitud contestataria, tiene ahora más riegos que antes de producirse esa amenaza y esa respuesta serrana.

Ese fenómeno tiene aberrantes expresiones locales, pero realmente es de dimensión global al rebrotar desesperadamente de las entrañas de un capitalismo-imperialismo senil, enfermo, destructivo, racista, patriarcal, ecocida, adulto-céntrico, homofóbico, mafioso, amoral…

Y hablo de mayores riesgos, porque ese tipo de poder e ideología mata, asesina, tortura, extermina… No olvidemos aquellos lúgubres gritos: ¡Muerte a los haitianos!, ¡Muerte a los traidores!

Mario Serrano no es un izquierdista subversivo y si lo fuera no tendría que avergonzarse de ello. Yo quisiera que lo fuera, pero para yo ser solidario con él no tendría que serlo. Me basta que esté haciendo lo que hace: abrazando causas justas y honestas, procediendo como un verdadero pastor de almas sin renunciar por presiones espurias a esa digna condición.

 

Narciso Isa Conde
narsoisaconde@gmail.com

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación