La crisis en el Comité Olímpico Dominicano (COD) ya tiene bastante combustible como para agregarle más leña con decisiones conflictivas.
Los renunciantes tenían que ponderar su decisión, pero el presidente Garibaldy Bautista y los otros cinco ejecutivos tienen que hacer lo mismo con su repuesta para subsanar el conflicto.
Si la convocatoria de elecciones para sustituir a los renunciantes no riñe con los estatutos, la decisión puede ser la mejor salida.
Pero si se trata de un golpe de fuerza amparado en el control burocrático de la institución, lo más probable entonces es que el conflicto derive en los tribunales, acción de que parece han desistido los renunciantes.
Con solo seis miembros el comité ejecutivo carece de mayoría, a menos que cuente con la presencia del expresidente Luisín Mejía en su condición de representante del Comité Olímpico Internacional (COI).
El juego parece trancado y solo Mejía puede con su intervención hacer que se tome una decisión en una u otra dirección.
Mejía anunció desde España que está decidido a mediar para salvar la imagen del olimpismo y la salvación de la participación de República Dominicana en los juegos de París.
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Esa mediación es más que necesaria ante la deriva que ha tomado un conflicto en cuyas causas se citan no solo problemas institucionales, sino personales.
Es importante que, además de Mejía, personalidades como el también expresidente del COD, José Joaquín Puello, y el director del Inefi, Alberto Rodríguez, han dado pasos en procura de una solución al conflicto.