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Crisis olímpica

Crisis olímpica

En el Comité Olímpico Dominicano (COD) hay un sector que prefiere fomentar la discordia antes que la armonía para superar la crisis que sacude al organismo.

Amparado en una mayoría mecánica el grupo que lidera el presidente Garibaldy Batista se ha radicalizado, sin medir, al parecer, las consecuencias de sus actitudes para el deporte.

Negarse a aceptar la reintegración de los renunciantes José Manuel Ramos, Radhamés Tavárez y Francis Soto, equivale a una expulsión sumaria de un órgano que necesita la unidad de sus miembros.

Puede ser que los renunciantes debieron sopesar su decisión antes de tomarla, pero si no han incurrido en alguna violación estatutaria tampoco se les debe negar su reintegración.

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Con ellos se marcharon otros dirigentes a quienes se les ha aceptado la revocación de su decisión. Al oponerse al retorno de los demás dirigentes el sector que controla el COD no hace más que amplificar el ruido que de por sí ya es bastante ensordecedor.

Antes que la expulsión como acto de fuerza, la sensatez demanda abrir las puertas a los dirigentes que deseen reintegrarse a sus funciones en el cuestionado COD.

El Nacional

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