El embargo a las propiedades del yerno del rey de España, implicado en un escándalo de corrupción, es, además de un aviso, un saludable ejemplo sobre la independencia del Poder Judicial. Mientras en estos países prima la impunidad por influencia, miedo o corrupción, la justicia española procede contra un miembro de la familia real como Iñaki Urdangarin, duque de Palma y esposo de la infanta Cristina, acusado de desviar fondos de una empresa de mecenazgo. Su jerarquía no ha sido óbice para que se investiguen las irregularidades que se le imputan en el uso de fondos públicos.
Con la investigación y el embargo de sus propiedades para cubrir el monto de una fianza que se le impuso la justicia española ofrece una encomiable demostración de independencia. Y obliga a países como República Dominicana a repasar su comportamiento frente a escándalos de corrupción de mayor cuantía que se han denunciado, pero además sobre su propio papel.
