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Mercado y mercaderes

Mercado y mercaderes

Más de trece mil aspirantes se han inscriptos en los diferentes partidos para optar por más de cuatro mil cargos electivos para las próximas elecciones municipales, lo que indica mucha gente que tiene deseos de sacrificarse por el bienestar de sus comunidades, aunque también puede ser en provecho propio.

El mercado electoral luce repleto de mercaderes que pujan por alcanzar un trozo del poder municipal, tanto así que no pocos se mudan de una enseña a la otra con promesas de que les otorgarán una candidatura de las que se han reservado los partidos para suplir la ración del boa.

Una muy aparente vocación de sacrificio aflora en todos los escenarios partidarios, cuando de postulaciones se refiere, al punto que la mayoría de los alcaldes, vicealcaldes, regidores, directores municipales y vocales desean repetir en su funciones.

Para los comicios presidenciales y congresuales, también se ha desatado un mercado de pulgas alrededor de las 32 candidaturas a senador y las 190 a diputado, con igual abnegación de casi todos por repostularse, en emulación quizás a dos de tres candidatos presidenciales que aspiran a reelegirse o retornar.

Una lectura benigna sobre las articulaciones de boletas electorales sería que así opera la democracia, con más de 13 mil aspirantes a cargos electivos, la mayoría de los cuales quedan descartados de antemano por el antidemocrático método de escogencia por encuestas con ganadores pre- determinados.

Falta saber si en las negociaciones de alianzas entre partidos primará el criterio de que cada cual ofrezca sus mejores recursos humanos para acceder al poder municipal o congresual, o si solo se trata de la conformación de cooperativas de beneficios mutuos entre líderes y dirigentes.

Preocupa que organizaciones partidarias dejen puertas o ventanas entreabiertas para conveniente ingreso de mercenarios electorales provenientes del narcotráfico o de otros espectros del inframundo venal, o que los lleven a la gallera, a sabiendas de que son buitres y no gallos.

El liderazgo político no debería subestimar la capacidad reflexiva del votante dominicano, forjada y consolidada después de muchos engaños y frustraciones. Lo mejor sería que cada cual cuele su café claro y evite un abrumador castigo que con toda seguridad se reflejaría en las urnas.

El Nacional

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