De intereses y tránsfugas
Los llamados dueños del país, como atinadamente los tildara el acucioso periodista y solidario amigo Radhamés Gómez Pepín, precisamente por sus inconductas que aún creen de imposible control, piensan que el resto de la población es tarada, y, por vía de consecuencia ajena a sus triquiñuelas.
Uno de ellos, acaso el más ilustrado, ante el crimen de uno de sus pares en contra del maestro Mateo Aquino Febrillet, ex rector de la UASD, trata de escurrir el bulto con argumentos sin justificación lógica. Esos son gajes de nuestro oficio pensará él…
En obvia intención de desviar la atención de una sociedad consternada por el horripilante suceso; suceso que afecta sus intereses, el actual diputado y aspirante a seguir, empresario del “transporte privado de pasajeros” Juan Hubieres, asume el discurso delator.
El discurso propio de los que ven la barba del vecino arder y no tienen remojo para la suya. A cualquier ciudadano “de a pie”, de esos desarrapados que deambulan entre miserias por esas calles, no de Dios sino del diablo, le encantaría conocer la Declaración Jurada de Bienes del señor Hubieres al momento de engancharse a legislador.
En este país de corrupción y de mafias familiares y de amigos, el concepto nepotismo, es un arcaísmo. Tan burdo, afrentoso y absurdo ha sido el proceso retrospectivo que lo dinástico prima. ¿En cuál de los partidos del sistema político dominicano, esa aberración no gravita?
Sin embargo, hay algo peor en este desaforado ejercicio de la política: El pernicioso transfuguismo; ya que de ganar terreno en esta nueva dinámica partidista arrasará con la integridad y armonía de la familia. El botón de la muestra está en la camisa morada de Rafael Suberví Bonilla…