¡Cuidado con el contrario!
Ahora que agraciadamente terminó la pesadilla que durante 14 años padecieron los habitantes del Distrito Nacional, con la presencia en el cabildo de Roberto Salcedo, se me ocurre que el nuevo incumbente, si logra institucionalizar el gobierno de la capital, será el próximo Presidente.
Ahora bien, David Collado tiene que desbrozar el camino; realizar todo lo bueno que Santo Domingo merece y espera de él, sea su norte. Un levantamiento estratégico que le permita identificar los flancos por donde pudiera ser atacada su administración, no sería ocioso.
Sobre todo, porque su triunfo, aunque legítimo, fue el resultado de una decisión política del contrario más peligroso que haya podido imaginar. Un contrario que por su megalomanía, hoy enseñoreada en un Poder cuasi omnímodo tratará de, cuando menos, envilecerlo.
No es que sea fácil lograr el malsano propósito. Las clases no se suicidan. Pero que gente con ínfulas de pertenecer a la clase alta de la sociedad por haber acumulado riquezas se perpetúen en el Poder, como si tal cosa, podría generar el reverso de una perversa utopía.
Sin ánimo alguno de justificar las tropelías que en perjuicio de la Constitución y de la institucionalidad del país ha cometido el Presidente, pienso que el único culpable de todos sus desatinos y barbaridades, es Leonel Fernández.
Al creer que Vincho Castillo era su Ángel de la Guarda, se sobreestimó. ¡No hay avispa que aguijoné sin que la enculillen! Leonel se quiso pasar de listo; y eso, a veces, conlleva nefastas consecuencias.