Carta de los Lectores Opinión

Minerd: Caja de pandora

Minerd: Caja de pandora

Yesika Florentino

El Ministerio de Educación no deja de estar bajo la lupa social. En cada gestión salen a la luz denuncias que confirman las carencias del sector y la mala administración dada al presupuesto asignado, por demás, el más alto entre las instituciones del Gobierno.

Que el uso dado al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) recibido desde hace casi una década no ayude con la calidad en la enseñanza-aprendizaje es una verdad comprobada. Sumado a eso, los cientos de escuelas construidas tampoco garantizan la seguridad de la comunidad educativa, teniendo que intervenir nuevamente a muchas de ellas para corregir fallas en su edificación.

El ministro de Educación, Ángel Hernández, deploró que aún existan escuelas con letrinas en el país cuando se supone que las partidas asignadas al sector educativo deben cubrir las necesidades a nivel nacional.

También dijo que fue tan grande el desorden encontrado que, 6 mil laptops nuevas, en sus cajas originales iban a ser enviadas a Bienes Nacionales como desechos pese a que estaban en perfectas condiciones.

Agregó que esta realidad, más otras situaciones ya existentes, le han hecho perder mucho tiempo al tratar de poner la casa en orden ya que, aseguró “hay mucho que investigar” en la institución. Que revelaciones de este tipo las haga el propio titular es para prestar atención y aplicar acción, más cuando reveló, hay una amenaza de por medio contra él.

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Los problemas administrativos y la poca transparencia en el manejo presupuestario en el Minerd luce más complejo de lo que se creía, la caja de Pandora ha sido destapada y parece que las sorpresas son más de las que ya se saben.

A todas estas, aún no se ve la respuesta de las autoridades ante tales declaraciones, y no es que las estén ignorando, pero a la población le interesa saber si realmente hay una intervención judicial en estos casos y quiénes son los presuntos responsables.

Es tiempo de que cada quien dé la cara por sus actos, a las buenas o las malas; la transparencia no debe ser una opción, sino una obligación en cada fragmento de la administración pública.

Resulta irónico que en pleno siglo XXI pretendan, como han hecho, pintar con palabras supuestos avances que distan bastante de la realidad educativa presente en niños, adolescentes y maestros. Necesitamos un mejor sistema educativo ahora, no después.