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A instancias de las autoridades eclesiásticas, sectores conservadores emprenden una campaña contra la educación por la equidad de género, llamándola “Ideología de género” enmarcando dentro de la misma, los prejuicios y mitos sobre la homosexualidad, el aborto, y la educación sexual. Empero, son los homosexuales el foco de los ataques.
—La homosexualidad es una enfermedad, o un problema de salud. Hace más de 25 años la Organización Mundial de la Salud (OMS) aclaró explícitamente que la homosexualidad no es un trastorno ni una enfermedad y ha enfatizado que la homosexualidad es una variante natural y no patológica de la sexualidad humana.
—La homosexualidad es “un fenómeno occidental, de países que nos quieren imponer su cultura”. La homosexualidad ha sido documentada en casi todas las especies del reino animal. Existen personas LGBTI en todas partes, en todos los países y en todos los grupos étnicos y socioeconómicos y así ha sido desde hace mucho tiempo. Cuando preexisten leyes restrictivas las personas tienden a ocultarlo.
—Privar a las personas LGBTI de sus derechos humanos se justifica por motivos de religión, cultura o tradición. La discriminación no puede justificarse por ningún motivo.
Los derechos humanos son universales. Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos sin importar quienes sean o donde viven. Nuestra creencia religiosa no nos da el derecho de imponer nuestros puntos de vista a los demás.
—Los homosexuales están pidiendo “derechos especiales y hacen promoción de sus preferencias”. Falso, no se reclaman derechos especiales, solo quieren disfrutar de las mismas libertades fundamentales que tienen todos los ciudadanos. Tampoco es una provocación, empoderarse, salir del closet y reclamar en una marcha (orgullo gay), al igual como en un momento de la historia, lo hicieron las mujeres y los negros.
—Podemos cambiar la orientación sexual y la identidad de género de una persona. La OMS ha dejado claro que la orientación sexual no se puede cambiar. Ni con las mal llamadas “terapias de reconversión, aplicadas a los gais y lesbianas, como tampoco con los “Güevedoces” que, a pesar de ser educados como niñas, al llegar a la pubertad mantienen la preferencia de heterosexuales.
Amigo, cuanto dejes de considerar la homosexualidad como algo “anormal” veras que fácil te resultará explicárselo a tus hijos. ¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.» Albert Einstein.