El debate del sistema de pensiones y las AFP se ha venido diluyendo en retórica absurda que no presenta una ruta viable para el deseo de todos, una pensión digna. Forzar la reducción de la comisión complementaria de un plumazo no sólo servirá para hacer el sector aún más concentrado con aún menos AFP, sino que el aumento que pudiera ofrecer eso para las pensiones sería pírrico en el mejor de los casos.
Más aún, volver a un sistema de reparto sería un pillaje del Estado al dinero acumulado por millones de trabajadores, con la gravante de que ineludiblemente las pensiones perdidas deberán ser recuperadas por impuestos, donde efectivamente estaríamos pagando el doble por nuestras pensiones. El sistema de pensiones requiere de mejoras racionales y no reacciones impulsivas.
Las AFP deben poder invertir parte del dinero en el exterior, especialmente en mercados altamente líquidos y adecuadamente regulados. Esto por un lado permite a las AFP invertir en instrumentos más seguros que los disponibles en el mercado local y también pueden invertir en instrumentos mucho más rentables, al mismo tiempo que podría mitigar el impacto de la inflación local y la devaluación del peso.
Por igual a las AFP se les debe permitir estructurar fondos que se ajusten a la realidad de sus clientes. Un trabajador joven y uno cerca de pensionarse no tienen ni deben tener la misma estrategia para el manejo de sus fondos de retiro. La regulación actual imposibilita a las AFP a ajustar sus inversiones más conforme a las necesidades de sus clientes.
El sistema debe permitir los fondos voluntarios para que los trabajadores puedan de forma alternativa a las AFP, crear fondos de pensiones complementarios al fondo compulsivo y que puedan estructurarlos a su gusto con no solo las AFP sino también con bancos, puestos de bolsa, administradoras de fondo de inversión y sociedades fiduciarias. De esta forma los que deseamos apartar más de nuestro dinero para nuestra vejez podamos hacerlo sin la restricción actual a los aportes voluntarios que tiene nuestra ley.
Es fundamental permitir mayor movilidad a los aportantes para cambiar sus AFP, donde la restricción actual es puramente regulatoria y no técnica. La capacidad para los usuarios del sistema poder elegir libremente su proveedor sin restricciones más allá de las que surjan de su propia voluntad es indispensable para que el sistema pueda funcionar de manera eficiente.
Tenemos la oportunidad de arreglar o destruir nuestro sistema de pensiones. La base sobre el cual está creado es la correcta y entiendo que existen muchas oportunidades de mejora. Legislar las comisiones o volver al fracaso de los sistemas de reparto pondrían mayores traspiés sin ofrecer soluciones viables. Como mencionara la semana pasada, por fortuna aún tenemos tiempo para hacer los arreglos necesarios sin necesidad de que las protestas lleguen al Congreso. Actuemos de forma racional y hagamos de nuestro sistema un ejemplo.