Recientes demostraciones populares han vuelto a advertir, con fundamentos claros y convincentes, los trastornos que causaría a la economía y a los presupuestos familiares, con una inflación galopante, el obsesivo intento de despojar a los fondos de pensiones del 30% de sus recursos con el pretexto de asistir a los trabajadores afectados por la pandemia del Covid-19.
Reflejando el justificado temor que con tan alocado invento promueve el diputado de La Romana, Pedro Botello, la voz de alerta ha sido formulada nuevamente por el movimiento Los Peregrinos de Moca, que calificó como un suicidio para la economía del país y para los trabajadores, el retiro anticipado de esos recursos que se nutren de los aportes de los trabajadores y también de los empleadores.
De forma acertada, con justificadas razones y en una manifestación pacífica, no con los desórdenes, el caos y la violencia en que utiliza Botello para tratar de imponer sus reclamos, el vocero de los Peregrinos, Juan Comprés, afirmó que quienes impulsan el plan del 30% lo que han creado es un estado de desasosiego, pánico, intranquilidad y zozobra a los sectores más vulnerables y trabajadores del país.
Al igual que lo planteado con nivel por sectores sensatos de la sociedad que apoyan el interés general, o sea el bien colectivo, no fines particulares y de dudosa legitimidad como los que promueve Botello, los Peregrinos abogan por una reforma integral a la Ley 87-01 sobre seguridad Social, basada en un amplio consenso con todos los sectores de la vida nacional.
De esta forma han dado una laudatoria demostración de debate amplio y sereno, de búsqueda de concertación para causas justas, que es lo que se necesita en la sociedad dominicana para fortalecer los derechos colectivos y la democracia de forma auténtica.
Tal como se ha señalado en más de una oportunidad con buen tino y genuinos propósitos, una modificación de la Ley de Seguridad Social podría ampliar el abanico de prestaciones de salud para los afiliados y de ese modo lograr que las pensiones se fortalezcan a través de la cotización de los trabajadores y empleadores.
Este objetivo, que por su naturaleza es de alto interés social, no puede entenderlo y mucho menos aceptarlo Botello, porque su obsesión es causar un descalabro en la economía familiar y desestabilizar los presupuestos de las familias que él dice representar, cuando en realidad su actitud y hechos no reflejan otra cosa que una farsa y una burda engañifa.
Los temores y el sentimiento de los Peregrinos frente al atentado social que se pretende con el 30% es compartido por trabajadores de Zonas Francas de San Pedro de Macorís, quienes afirmaron que sería un golpe mortal a la capitalización de los propios trabajadores, impidiendo que puedan disfrutar de una pensión digna a la hora de su retiro.
Por: Luis Manuel Báez luismanuel@gmail.com