La ocupación militar estadounidense de 1965, de la cual se conmemoran 58 años, es una herida que desde entonces sangra en cada aniversario.

Esa intervención, cuya resistencia simboliza el dominicano que con sus puños se cuadró frente a un soldado armado que le había ordenado recoger basura, frustró la lucha por el retorno a la institucionalidad que se había iniciado con la revuelta que el 24 depuso al Gobierno de facto encabezado por el doctor Donald Reid Cabral.

Desde entonces se ha hecho interminable el camino que ha tenido que recorrer el país para afianzar el sistema democrático, no solo a través de la celebración de elecciones, sino para fortalecer las instituciones.

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Tras el desembarco de las tropas norteamericanas, en principio bajo el argumento de salvar vidas, la revolución de abril cambió su curso, convirtiéndose en una guerra patria.

Los militares constitucionalistas y los sectores populares que se sumaron a su levantamiento enfrentaron con gallardía, bajo el liderazgo del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, a los intrusos que mancillaron la soberanía nacional. Las dos intervenciones norteamericanas han dejado secuelas muy dolorosas para la nación.

Este aniversario de la invasión del 28 abril de 1965 es propicio para denunciar el abuso y reafirmar, con el patricio Juan Pablo Duarte como estandarte, los verdaderos sentimientos patrios.