Cuando nieva no pace el ganado y engrosa la desilusión –
Algunos verbos no dejan de dar problemas aunque el hablante tenga por sabidas sus conjugaciones y las peculiaridades que los marcan. Un destacado jurista ha sugerido tratar en esta columna la variación semántica que presenta el verbo /deber/. Agregamos los verbos nevar, engrosar y pacer, ya veremos la razón.
Deber. Es verbo regular, si alguien se confunde no es con la conjugación. Funciona como auxiliar en perífrasis de infinitivo que denotan obligación y suposición o probabilidad. El Diccionario panhispánico de dudas anota lo siguiente:
a) deber + infinitivo. Denota obligación: “Debo cumplir con mi misión”, “Debes realizar su trabajo como corresponde”. En este sentido, la norma culta rechaza el uso de la preposición /de/ ante el infinitivo. Es incorrecto decir: Debería de haber más claridad.
b) deber de + infinitivo. Denota probabilidad o suposición: “La casa se ve oscura, ellos deben de haber salido”. No obstante, con este sentido, la lengua culta admite también el uso sin preposición. El DPD pone el siguiente ejemplo, tomado de la novela La Fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa: «Marianita, su hija, debe tener unos veinte años».
Reitero, la forma deber de + infinitivo implica probabilidad: En Miches debe de estar lloviendo.
Nevar. (Caer nieve). Con este verbo se incurre en frecuente olvido. Alguien dice: “Neva mucho en Nueva York” y nadie lo dice corrige, todo se queda así. Además de impersonal y defectivo, es irregular: se conjuga como acertar (acierto, aciertas, acertamos…) esto es, diptongan las formas cuya raíz es tónica (nieva, nieve, etc.); pero no aquellas cuya raíz es átona (nevaba, nevará, nevaría, etc.): “¡Me gusta Buenos Aires cuando nieva”. No son propias del habla culta las formas sin diptongar cuando la raíz es tónica: ¡Cómo neva!; debe decirse ¡Cómo nieva! Pero sí: Nevó ayer en Paris.
Engrosar y pacer
Engrosar (se). ‘Engordar’ y ‘aumentar o hacer (se) más numeroso’. Este verbo encierra una gran curiosidad idiomática. Puede conjugarse como regular (engroso, engrosas, engrosa, etc.); o como irregular, según el modelo de contar (cuento, cuentas, contamos) esto es, con diptongación en las formas cuya raíz es tónica (engrueso, engruesas, etc.).
Existe también la variante regular engruesar (se), que, como es natural, presenta diptongo en todas las formas de su conjugación. Así pues, a efectos prácticos, en todos los tiempos y personas es igualmente válido el uso de formas sin diptongo y formas con diptongo, de las que son más frecuentes las primeras: engroso o engrueso, engrosas o engruesas, engrosa o engruesa, engrosamos o engruesamos, etc.
El citado diccionario indica que cuando son intransitivos, ambos verbos pueden usarse en forma pronominal, lo que es frecuente en América, y no pronominal, lo más normal en España: “Con la edad a cualquiera se le engruesa el vientre”. “Desde el gobierno hicieron sus fortunas y en el gobierno las engrosan vulgarmente”.
Los textos académicos hablan de verbos regulares o irregulares, pero nunca de verbos incómodos. Sin embargo, /pacer/ resulta incómodo. Significado: dicho del ganado, ‘comer hierba en los campos’. Es irregular: se conjuga como agradecer.
Ejemplo, decimos agradezco (pazco), agradeces (paces), agradece (pace) agradecemos (pacemos), agradecéis (pacéis), agradecen (pacen). Lo incómodo es que un ejemplar vacuno diga “pazco” y que una manada diga “pacemos”. Del ganado se hablará siempre en tercera persona: Mudaré los caballos a otro terreno para que pazcan mejor.
¿No le sobran personas a este verbo? Es obvio.