La falsa sinonimia entre “diáspora” e “inmigrante” –
El comunicador Maguá Moquete Paredes, lector de esta columna, ha querido expresar su preocupación por la confusión que se origina en el uso de la palabra “diáspora” (sustantivo) que según él ha observado, algunos hablantes la tienen como sinónima de “inmigrante” (adjetivo).
A continuación se reproduce la carta del licenciado Moquete:
He leído y escuchado continuamente a “supuestos notables del periodismo o de la comunicación social”, confundir diáspora como igual a inmigrante. En el concierto lexical-lingüístico y contextual hay subrayada diferencia significativa.
Diáspora (del griego: diasporá, dispersión). O sea, grupos étnicos o religiosos que han abandonado su lugar de procedencia originaria y que se encuentran repartidos por el mundo, viviendo entre personas que no son de su condición. El término se refiere al exilio judío (exclusivamente) fuera de la tierra de Israel y la posterior difusión de este pueblo (judío) en todo el mundo, extendiéndose su acepción hasta finales del siglo XIX.
Es importante aclarar que la tribu o casa de Judá está conformada también por la tribu de Benjamín las diez tribus restantes son las que forman la casa de Israel, dividiéndose en dos casas: la casa de Judá, que en la actualidad se conoce como pueblo judío; y la casa de Israel, que aún están separadas y desterradas de entre las naciones y no logran conservar sus raíces hebreas. Por ello, ahora, se conoce como Tfutzot (diáspora).
El historiador Shlomo Sand sostiene que la “diáspora judía” marca una marcha masiva en diversas partes de Europa, África y Asia como acción de conversión. En particular, las poblaciones de Europa oriental podrían tener su origen en los jázaros, un pueblo turco procedente de Asia central que se convirtió al judaísmo en el siglo VIII.
Luego de este razonamiento histórico, queda claro que inmigrante es: “llegar a un país para vivir o establecerse en él”. Umated (mi hermano) es un inmigrante dominicano en Las Vegas, Nevada, Estados Unidos de América.
Emigrante, el que por emigración se ha traslado al país donde reside. Urabanex (otro hermano) se fue de Haina a Yaguate (residir en el mismo territorio dominicano).
Esta ascética aclaración es con el propósito de desprender eslabones gélidos en las torpezas gramaticales de la lengua española que se generalizan en la República Dominicana. Atentamente, Maguá Moquete Paredes, Ph. D.
Santos, san y cacofonía
Me ha preguntado un amigo –más lingüista que creyente- acerca de por qué no se apocopa el adjetivo /santo/ a algunas de las personas elevadas a la santidad por la Iglesia católica, mientras a todos los demás se les coloca la forma /san/ delante del nombre.
Decimos san Pedro, san José o san Juan, pero si se trata de Tomás, Domingo, Toribio y Tomé, es mandatorio usar la palabra /santo/.
He consultado a un obispo en torno a si este asunto es decisión eclesiástica o si es una disposición de la Academia de la Lengua, y el prelado desvinculó a la Iglesia de ese canon lingüístico.
Muchos hablantes –me cuento entre ellos- no acaban de entender la razón de este cambio, sobre todo si se trata de tres nombres que inician con la sílaba /to/ que es como termina santo, por lo cual se produce una repetición de ese sonido en santo Tomás, santo Toribio y santo Tomé.
Diferente ocurre con Santiago el Mayor y Santiago el Menor, quienes fueron apóstoles de Jesús, ante cuyos nombres se suele omitir el adjetivo santo o el apócope san. Ejemplos: Catedral de Santiago de Compostela, Orden de Santiago, catedral Santiago Apóstol, el patrón Santiago, el Camino de Santiago. Quizá hay que volver sobre el tema.