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Ortoescritura

Ortoescritura

Analizando  la ortografía de los nombres propios –
Esta columna se había referido -hace mucho – a las normas para la escritura de los nombres propios.

Pero el tema es recurrente. En la redacción deportiva de El Nacional se ha armado un debate a propósito de la extraña grafía del nombre de Jemrry o Jenrry Mejía, un lanzador dominicano que juega para los Mets de Nueva York.

Odalis Sánchez (que no Odalís, como el escrito Odalís Pérez) presenta el caso con el argumento de que el beisbolista se identifica de esa manera, y tiene razón. Otros redactores alegan que de esa forma el nombre está mal escrito. También pueden tener razón.

El apelativo Jemrry no se corresponde con la tradición hispánica, pero tampoco con la británica, de la cual conocemos Henry (Henry Ford), equivalente a Enrique en nuestra lengua. En francés, como lengua latina, este nombre cambia /y/ por / i/ (Jean Henri Dunant).
Entre los dominicanos ese nombre resulta bastante usado (Henry Segarra, Henry Blanco, Henry Molina, Henry Garrido) con algunas variantes tan originales como la del periodista Genris García.

Ninguna de estas formas se corresponde con la lengua española, sin embargo, en cada una prevalece una norma de nuestro idioma que no se cumple en Jemrry.

En español, el sonido de /rr/ (erre doble) precedido de la consonante /n/ se escribe con /r/ (erre, simplemente) como ocurre con Enrique, enrostrar, honradez, Conrado…).El nombre Jenrry no conserva la grafía ánglica (Henry) ni se ha adaptado al español (Jenry, pudo ser).

“Por regla general, los nombres propios deben someterse a la ortografía de la lengua a la que pertenecen”, dice la doctrina lingüística. Los antropónimos o nombres de personas siguen las mismas reglas ortográficas que las demás palabras del idioma.

Jesús y Andrés llevan tilde por ser palabras agudas terminadas en s, mientras a José se le marca por terminar en vocal. Rafael, Leonor y Manuel son voces agudas, pero no se les marca el acento por terminar en consonantes diferentes a n y s.

Entre los nombres de personas abundan las palabras llanas sin tilde: Bruno, Danilo, Silvio, Sandra, Pedro. Llanas con tilde son Ángel y Héctor.

Es norma del español que todas las palabras esdrújulas lleven acento ortográfico, y los nombres propios no son excepción: Hipólito, Máximo, Américo, Arístides.

El padre o la madre tiene derecho a escoger el nombre que ha de llevar una criatura y en ello influyen razones varias: nombres o apellidos de figuras notables de cualquier ramo, junta de los nombres de otros parientes, palabras alusivas a acontecimientos, sentimientos políticos o religiosos. La ortografía de ese nombre será como lo hayan escrito en el registro civil.

“Puesto que los nombres de pila son, en general, etiquetas desprovistas de significado léxico, no motivadas y asociadas a un ente individual (no a una clase), la antroponimia es uno de los terrenos de la lengua mejor abonados para la invención de nuevas voces”. Esta observación está contenida en la Ortografía de la lengua española, publicación de la Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010, página 626.

Lo deseable es que los padres declaren a sus hijos con nombres procedentes de la cultura hispánica, o al menos de la cultura latina (Paulina, Benedicto, Paola) y en todo caso adaptar los sustantivos procedentes de otras lenguas a la fonética y escritura de nuestro idioma: Yovani (por Giovanni), Yaquelín (por Jacqueline) Mijaíl (por Mikhail) y Yeraldín (por Geraldine).
Continuamos el próximo domingo.

El Nacional

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