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Papeles de Pandora

Papeles de Pandora

Luis Pérez Casanova

Los Papeles de Pandora, que han sacado a relucir la participación de gobernantes, funcionarios y exfuncionarios públicos, legisladores, congregaciones religiosas e influyentes personalidades en la gestión de empresas en paraísos fiscales, van mucho más allá, como es más que obvio, de la evasión impositiva.

Las inversiones ocultas pueden relacionarse con la defraudación de caudales al erario y con el lavado de activos. Y de ahí la importancia de una investigación para establecer la procedencia de los capitales.

En distintos países la publicación de los datos encontrados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación ha supuesto una verdadera tormenta.

En Chile, Ecuador, Perú y Brasil se ha iniciado una investigación que podría no solo costar los puestos a algunos de los señalados, sino enviarlos a la cárcel. Salvo el caso de República Dominicana, donde solo el presidente Luis Abinader ha dado explicaciones de la gestión de su familia de las sociedades offshore Littlecot y Padreso, casi todos los imputados en la región han dado la cara sobre la operación de las empresas.

Además de Abinader, quien ofreció una convincente explicación, con todo y que el PLD no la ha visto así, hay funcionarios y exfuncionarios cuyos nombres aparecen en los papeles que han optado por el silencio. Tal vez porque nada tienen que decir o simplemente a la espera de que la marea baje y el escándalo se olvide. Y no deja de extrañar que en una sociedad que en los últimos tiempos se ha tornado tan levantisca no haya surgido movimiento alguno para reclamar siquiera que, en cada caso, se transparente la procedencia de los recursos.

Al margen de los factores que redimen al mandatario dominicano de cualquier sospecha cabe resaltar que durante la gestión de su familia de las firmas en paraísos fiscales tampoco había sido funcionario público, ni violó ninguna norma, amén legalizarlas cuando la ley entró en vigencia e incluyó las inversiones en su declaración de bienes cuando asumió la Presidencia de la República. No es el caso de ex y actuales funcionarios, quienes, en aras de la transparencia, deberían ser los primeros no solo en aclarar su relación con la publicación, sino en ponerse a disposición de la justicia para despejar cualquier inquietud.

El gobernante dominicano no se ha conformado con decir que todo saben que es millonario y que siempre ha sido un político transparente, porque sabe que la afirmación en sí misma es insuficiente. En una nación donde la corrupción ha hecho ola y con la mala imagen que rodea a la clase política todos los mencionados en los espinosos documentos tienen que dar las explicaciones que haya que dar. Si no lo hacen, entonces pedírselas.