Opinión Articulistas

¿Para qué?

¿Para qué?

Elvis Valoy

Con la intensidad con que las «guagüitas plataneras» anuncian en las barriadas comprar objetos viejos, asimismo la proclaman a los cuatro vientos; todo eso a pesar de que el presidente Luis Abinader se mantuvo, mientras eran oposición, diciendo que no era necesaria su implementación.

Sin embargo, la ofensiva mediática es descomunal con el fin de convencer a la ciudadanía de que la Reforma Fiscal es una necesidad inminente, a pesar de que la triste medida es totalmente innecesaria y extemporánea, y a lo que vendría será a disparar los precios de todos los productos y servicios.
Según algunos economistas, el gobierno ya «eliminó la duplicidad de funciones», «priorizó el gasto público», etc., siendo todo esto más falso que los operativos que realiza la DGII en contra de los morosos en el pago de impuestos.

Hay una verdad que está ante los ojos de la ciudadanía: el desproporcionado populismo proselitista de las autoridades, tuvo como penoso resultado, un aumento inusitado del gasto corriente, agente desvirtuador de las cuentas gubernamentales.

Para nadie es un secreto que las nóminas estatales se han elevado en alrededor de un 300 por ciento; que los abusivos incrementos salariales en diferentes instituciones y la apertura de oficinas en el exterior pagadas en dólares, se han hecho inaguantables; que el insólito festival de pensiones y jubilaciones con fines electoreros desequilibró la inversión social, y que por esa pendiente la economía va camino a ser un barril sin fondo con posibilidades de estallar en cualquier momento.