Los estacionamientos a ambos lados de las vías son responsables en gran medida del desorden que caracteriza el tránsito de vehículos y peatones en la capital.
Conducir por las calles interiores de los barrios y los sectores residenciales constituye un infierno que trastorna el ritmo de vida de los ciudadanos, con pérdidas de tiempo y de recursos económicos, así como altos niveles de estrés, ansiedad, impotencia, violencia verbal y física.
La situación se complica en los alrededores de clínicas, centros comerciales, colegios privados, escuelas públicas y otros lugares cuyas actividades demandan grandes volúmenes de tránsito y, por consiguiente, de estacionamientos.
Los pequeños trechos que dejan las dos hileras de carros, camiones, motocicletas, autobuses vehículos a ambos lados de las vías provocan la formación de “cuellos de botella” que retrasan hasta por media hora un trayecto que no debió tardar más de 5 minutos.
En un “embotellamiento” de ese tipo, nadie quiere sacrificarse y ceder para que el tránsito vuelva a la normalidad.
El problema adquiere niveles dramáticos en las calles y avenidas de doble vía por donde es casi imposible transitar.
“Todos los días vivo un verdadero viacrucis. Esta es una situación inexplicable en una sociedad civilizada”, dijo Margarita Sención, cuando quedó atrapada en el entaponamiento que, todos los días, a todas horas, se produce en la calle Paseo de los Periodistas, en el sector residencial de Miraflores.
En esa estrecha calle de doble vía, el tráfico de vehículos es abundante y constante, debido a que en ella confluyen centros comerciales, universidades, un politécnico educativo público un medio de comunicación y otros empresas.
Esa situación se repite en todos los rincones de la ciudad y evidencia el nivel de atraso educativo e institucional y la crisis de autoridad en que se desenvuelve la sociedad dominicana.
“El tránsito permite apreciar el nivel de organización y el desarrollo institucional de un país”, se dice con frecuencia.
El artículo 81 de la Ley 241, sobre Tránsito Terrestre, prohíbe el estacionamiento paralelo o contiguo a un vehículo parado o estacionado en una vía pública.
“En todo momento se dejará suficiente espacio al lado opuesto del vehículo estacionado, para el paso de los demás vehículos”, señala esa legislación.
Además, que “ ninguna persona podrá parar, detener o estacionar su vehículo en una calzada más que del lado de la dirección del tránsito que a él le corresponda”.
Como la mayoría, esos artículos de la Ley 241 son “letras muertas”.
Con escasas excepciones, ninguna institución gubernamental hace cumplir esa prohibición, a pesar de que más de 10 se ocupan de regentear el tránsito y el transporte en la nación.
En algunos casos, como en las calles más importantes de los barrios Villa Consuelo, Villa Juana, Villa Francisca y Cristo Rey los conductores compiten por los estacionamientos con los dueños de tiendas de electrodomésticos, de gomas de vehículos y otros negocios que exhiben sus mercancías en las aceras y las calzadas.
Transitar en esas condiciones por las calles como San Juan de la Maguana, Hermanos Pinzón, Manuela Diez, María Montés el tránsito es caótico y peligroso. Allí, a ambos lados de las calles, en un lugar de vehículos estacionados usted encuentra colchones, neveras, sillas, gomas para vehículos, maniquíes y cuantas cosas se les ocurre vender a los comerciantes de la zona, sin importar el volumen de tráfico ni los entaponamientos que provocan su indolencia.
También, compiten por los estacionamientos los carritos de frituras, los vendedores de frutas y cocos, sin percatarse de que están violando la Ley, porque ninguna autoridad municipal cuestiona su ilegal proceder.
Igualmente, las vayas publicitarias que colocan los comerciantes en las aceras y las calzadas.
Cuando las aceras son ocupados por un vehículo, una fritura, un puesto de gomas o por las sillas de una cafetería o comedor, los peatones tienen que caminar por las calzadas y entorpecer la normal circulación de vehículos.
El presidente de la Comisión de Obras Públicas y Comunicación Vial de la Cámara Baja, Rafael Tobías Crespo, considera imprescindible “formar una nueva generación de dominicanos que se comporte de manera diferente, como peatón y como conductor”.
Prioridad nacional
El diputado del partido de la Liberación Dominicano (PLD) y presidente de la Comisión de Obras Públicas y Comunicación Vial de la Cámara Baja, Rafael Tobías Crespo Pérez, considera que resolver los problemas de tránsito y transporte en el país debe ser considerado una prioridad nacional por el Estado. Crespo es autor del proyecto “Ley de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial de la República Dominicana.