Semana

Poesía

Poesía

La habitación donde el círculo persiste-
La interpretación del sentido se enrosca en la espiral nebulosa del alma, en rumbo a su centro inalcanzable el poeta ha de recorrer constelaciones de difíciles fronteras entre lo inteligible y el estallido de las emociones, y ha de ser así, símbolo infinito la poesía.

La página en blanco es el espacio que ha de curvarse para asociar las más lejanas impresiones, por donde Rafael Román Féliz se desplaza y crea imposibles mundos, silenciosos y personales, serenos y amablemente oscuros.

Así es nuestro poeta, el que hoy les presentamos, servidor de su más interior envoltura, desligado, al menos eso entendemos de las más frecuentes preferencias del estridente gay trinar, esforzado en la urbanidad y la furia atlética del nuevo ciudadano.

Rafael Román Féliz nació en Santo Domingo, el 4 de agosto de 1987, su signo es Leo, psicólogo clínico y miembro de la Policía Nacional. Nos complace presentar sus sublimes versos, que permanezcan por hoy y siempre.

Rafael Román Féliz

El viaje
Un cuarto de mi infancia aún persiste
El tiempo que prima entre mis dedos cree que todo es igual
Todo lo incorpóreo que cuanto me rodea
No me pertenece
Desconozco esas líneas
Esas horas en que se conjugan los días
Es evidente esta estatura
Mora el recuerdo de la ausencia de lo que nunca tuve
El abrazo de unos labios que vi partir el primer día del verano
No he vuelto del viaje a sus ojos
Su risa brota en las calles que se detuvieron en el tiempo
Pero el tiempo
Es una pecera de polvo
El deseo de infante Infinito que me hiere
Un cuarto de mí de infancia aun persiste
La vida comienza a parecer una metáfora.

Retorno

Sus vísceras cayeron esparcidas
El pájaro rapaz miró sus entrañas
Sangrando
Un fragmento de sí quedó entre mis dedos
El mar
Al que voy está en el subsuelo del aire
Le respiro
Frota mi iris
El reloj dispara días innombrables
He seguido el vuelo de aquel pájaro
Sus plumas tiznan de gris las nubes que escupen agua fría
Lo he visto
Mi cadáver cavila
Las fechas están borradas en el diario de esta embarcación
He despertado
De aquel lado del espejo
Antes lancé palabras
Que han retornado desde otras latitudes.

Delirio
La madrugada
En su túnica oscura
Besa los faroles envueltos en el júbilo de una llovizna leve
La soledad brota de las paredes del mundo a esta hora
Cuando el mar abandona el naufragio
Y los amantes hacen de los cuerpos intranquilas trincheras
Estacionando su desnudez al sur del mas pleno insomnio
La madrugada
Cuando sobra en las manos
Brinda un quimérico soplo de vida a las calles heridas de silencio
El día se acerca como un trozo de penitencia
Los labios son espadas de agua
La memorable bitácora de lengua describe la ruta de los días pasados
La madrugada
Cuando no tiene más cielo que dos rostros apuntando a la penumbra
La sanguinaria aura oscura de su boca
Da nombre a cada pecado
Renacer
Como si fuésemos nuevos.

Despertar

Que llueva
Que mi destino espere su tiempo para suceder
Voy a empacar cada uno de todos mis años
El mar
Ya viene cansado a verme dormir
El pájaro que mira mis párpados aun cuelga del techo del mundo
He guardado mi memoria en un reloj de arena
Un pez de plata se yergue erecto
Oh amor
La núbil rosa que tenías
Va río a bajo entre tus senos
He despertado en medio de la noche de tus pezones
En la rama de tus hombros
Que acarician mis relámpagos
Que llueva estruendosamente
Incesantemente
Que mi rocío duerma en tu tierra lavando tus pecados
Despertaremos dueños de un diluvio en el velo de una noche.

Extinción

El mundo pretérito que mis ojos miran
El sol más tenue decae
El horizonte guarnecido espera con sus manos abiertas
Una botella que baila encima de las olas
Todo sueño habla de ruinas
Los hombres han acortado la edad per cápita para morir
La extinción se refugia en las venas del mundo
El desierto rumora quimeras
Quimérico es volver al génesis
Este es el mundo que se ha dado por vencido
La premonición ya no es una hipótesis.

Perecedero

La juventud tomó sus alas
Y cavó en el cielo sus más hondas trincheras
Dio vida a la rosa insepulta que adornó el ataúd de los sueños
He emprendido ese viaje al norte de la nada
He comprendido ahora las cosas más infinitas
Es tan viejo el bosque y siempre ríe
El viento y siempre sopla hablándonos
El sol y siempre brilla
Ahora me queda su vertical insomnio
El crepúsculo también duerme en su memoria itinerante
Gravita en la espada de sus propios mares
Odiando siempre el insustituible olvido
La juventud
Se diluye como las miles de pisadas que dijeron adiós al verano a la orilla de la vida.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación