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Por ser mujeres

Por ser mujeres

Susi Pola

Hay preocupación después de los últimos acontecimientos de muertes violentas en la semana del lunes 16 al domingo 21 de la semana pasada, con un saldo de por lo menos diez personas muertas de las cuales, cinco eran mujeres que perdieron la vida por eso, por ser mujeres.

Estas muertes nos mostraron la amplia posibilidad de los escenarios del feminicidio y todo el contenido de sucesos determinados por la idea de que, en nuestra cultura patriarcal y machista, el hombre es dueño absoluto de las mujeres, a las que puede hasta matar “si le desobedecen”.

Eso creía Esteban Javier Cora, el sábado 20 pasado, cuando ejecutó en Los Alcarrizos, a tres mujeres y a un hombre e hirió a su propio hijo de cuatro años, además de herirse a sí mismo en una pierna, dicen que accidentalmente.

Un cuádruple crimen cometido con su arma de reglamento como miembro de la Policía Nacional adscrito a la Dirección de Tránsito y Transporte Terrestre, en el que también murió Lirén Méndez Baez, un hombre de 54 años que estaba casualmente en el lugar.

En el feminicidio ampliado, el uniformado Cora, mató a su ex pareja de 19 años, Indira de la Cruz, a su exsuegra Marianeli del Rosario Tejeda y a su excuñada, Indira Paola Rosario de la Cruz, de 16 años.

Morir por ser mujer
En uno de los otros feminicidios ocurrido al día siguiente, domingo 21 en Villa Trina, Moca, Carla Angélica Pérez Durán, de 19 años, herida con un arma blanca presuntamente y dejada abandonada desangrándose en un lugar poco frecuentado, fue socorrida por un grupo de personas que la encontraron y a pesar de ser atendida en cuidados intensivos, la joven falleció horas después.

Dos escenarios conturbadores de la Violencia Basada en el Género Contra las Mujeres, dentro del ámbito de la pareja nos muestran que esto es cuestión de cambiar la manera socio cultural de relacionarnos: los hombres tienen que saber desde niños que las mujeres, no les pertenecemos. Y eso, remite a la necesidad de cambiar los marcos todos de la educación, familiar y escolar.

Un imaginario que hay que cambiar ya, desde la sociedad entera con la administración del poder, en conjunto.
De lo contrario, las dominicanas seguirán muriendo por ser mujeres, porque la cultura enseña que somos propiedad de los hombres, un enfoque sostenido por la violencia estructural de esta sociedad, apoyada por la violencia simbólica que recicla el mensaje a través de toda la organización socio cultural.
¡Morimos por ser mujeres!