En la vida práctica, las deficiencias y altibajos del pasado año, no se eliminan con el nuevo. No puede darse un simple borrón y cuenta nueva. En los hombros dé cada cual, recae la responsabilidad de seguir luchando por un mundo mejor.
Las guerras que atormentan a gran parte del mundo van a seguir. Un viraje del almanaque no traerá la paz, ni llevará la comida al desamparado.Siria está en medio de una guerra civil ambientada hacia el control político.
El país corre el riesgo de ser dividido en parcelas administradas por grupos guerrilleros. Fue lo que pasó en Libia, donde ha sido imposible conseguir un gobierno estable.En Ucrania, los enfrentamientos serán cada día más significativos. Claro está que la columna vertebral sobre la que se apoya Ucrania son los Estados Unidos, que tendrá un cambio de gobierno el 20 de enero.
Y el medio oriente arde con la política israelí de dominar a sangre y fuego los territorios palestinos. La matanza sigue pero las partes no pueden llegar a un real cese al fuego.Entre Siria y Ucrania hay un hilo conductor. Ponen en enfrentamiento directo a Rusia y los Estados Unidos.
Analistas internacionales consideran que el triunfo armado de Siria y la resistencia Ucraniana serán parte de un intercambio Ruso Americano.Las potencias tienen su propio lenguaje, son amigos y enemigos circunstanciales, por lo que no se debe esperar nada bueno de sus ejecutorias, cuando de la división de poder se trata.
Desde el ángulo filosófico está bien ponerse metas, y jugar a olvidarlo todo por un rayón en el almanaque, pero cuando se baja al terreno de la realidad, es una lucha que debe seguir hasta sus últimas consecuencias.
Mientras las grandes potencias tienen sus choques por el dominio geo-político, los dominicanos luchamos por el pan diario, el hambre sigue avanzando, el desempleo es atormentador, las escuelas se tambalean, y el costo de la vida es insoportable.Para un país del tercer mundo todo se condensa en el plato del día. La gran mayoría tiene como meta comer algo, y para ello necesita recursos económicos.
Se debe seguir trabajando en la lucha contra el hambre y la marginalidad, pero falta mucho para vencerla.
Es más, visto el panorama de hoy, lo más que se puede hacer es un esfuerzo por atajarla, paliar sus estragos, y de esa forma poder garantizar que una parte de los que viven en exclusión tengan una vida decente. Los cálculos oficiales son de que el hambre y la miseria podrían ser atajados de aquí a cuatro años. bar con la marginalidad.
Por: Manuel Hernández Villeta