Votación y automatización
Los avances hacia la automatización del escrutinio electoral, desde colegios hasta centro de cómputos de la Junta Central Electoral, deben ser irreversibles por imperativo de modernidad y tecnologías, al mismo tiempo ser revestidos de la mayor transparencia y credibilidad.
La cultura del fraude que fue fantasma permanente en procesos comiciales en que participó Joaquín Balaguer, “ganador” de seis elecciones presidenciales entre 1966 y 1994, se percibe como amenaza en toda cita ciudadana con las urnas y genera naturales aprehensiones históricas.
Hoy la JCE se ha empeñado en mejorar procesos para hacerlos más profesionales, modernos, transparentes y creíbles ante delegados políticos y ciudadanos, auxiliado por la informática y dejando atrás discrecionalidades en colegios electorales que originaron múltiples litigios y dudas de resultados.
La forma de votar no tendrá cambios. El elector marcará de manera tradicional, con raya, cruz, círculo u otro símbolo que no deje dudas sobre su intención para favorecer un candidato específico, pero a la hora del conteo se estrenará un sistema que reduce intervención humana y automatiza cómputo.
La cuestión clave es que no habrá conteo manual. La JCE dispone de equipo electrónico con lector óptico, conocido como escáner, que “leerá” cada boleta y asignará el voto al candidato y agrupación correspondiente de manera automática, rápida y comunicada de inmediato a partidos y prensa.
Eso ha dicho la JCE que mantendrá el cómputo manual, de manera aleatoria, en el 10 por ciento de los votos válidos emitidos para contrastarlo con el electrónico, para hacer posible que en breve tiempo la misma noche del domingo 15 de mayo se conozcan los resultados.
Cambios generan controversias y resistencias por naturaleza humana, elecciones nacionales no son excepción, por tanto, JCE debe transparentarlos convincentemente y buscar el mecanismo para validar o certificar la seguridad y eficiencia de los escáneres, vulnerabilidad y programación.