Leonel y la reforma
El doctor Leonel Fernández, ex presidente de la República y presidente del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), publicó recientemente un interesante artículo sobre la Constitución y su reforma. Con el buen tacto que le caracteriza, plantea sus criterios divergentes con la forma en que se aprobó la actual Carta Magna, la del 13 de junio de 2015. Ya la del 26 de enero de 2010 es parte de nuestra historia constitucional. Nada más.
Recordemos que nos regimos por un sistema de aprobación de la Norma Suprema que es diferente al que impera en los Estado Unidos de América (EUA). Esto es, que en EUA se aprueban Enmiendas a la Constitución, con lo que conservan la vigencia del Texto Fundamental original. Por el contrario, nosotros derogamos el Pacto Fundamental revisado y aprobamos uno nuevo, aunque se trata de la reforma de un solo artículo de su contenido. A eso se debe que proclamamos la nueva Constitución, para que nadie tenga dudas de que la anterior dejó de tener efectos jurídicos. Es pieza de museo y prueba de lo fácil que aquí se modifica el orden jurídico cuando el poder político se propone transformarlo.
Pues bien, Leonel da constancia de que mantiene su criterio sobre la ley que declara la necesidad de la reforma constitucional. La considera orgánica. Y para justificar su posición, recurre al método analógico de la interpretación jurídica. Reconoce que la Ley Sustantiva es rígida para su modificación. También lo es para su interpretación. Sabemos que donde la Constitución no distingue, nadie puede distinguir. Peor aún, donde ella no dice, nadie puede decir. El método analógico permite una interpretación flexible que choca con una Constitución rígida. Ahí está el error de enfoque.
El líder de la tropa morada también sostiene, basándose en el referido método analógico, que debió realizarse un referendo aprobatorio para materializar la reforma. Ese criterio es correcto. Pero no como mandato constitucional, ni de manera obligatoria, sino como opción política para darle mayor nivel de legitimidad popular al nuevo Texto Supremo. Era lo ideal. Los que impulsaron el cambio constitucional creyeron que no les convenía. Por eso no lo realizaron.
Todos sabemos que Leonel es sutil como líder político. Es parte del secreto de su reconocido éxito. Es un maestro del manejo y la diplomacia. Reconoce con acertado criterio que la Constitución se presta a diversas interpretaciones, especialmente en cuanto a su modificación. Y plantea que se corrija ese punto para que su reforma sea más difícil en el futuro. En eso tiene sobrada razón. Las reformas constitucionales no pueden darse con tanta facilidad. Pero tampoco podemos petrificar la Constitución o hacerla inmodificable.
Ciertamente, así es. La reforma no debe ser ni fácil ni imposible. Hay que buscar el punto medio. La Constitución debe adaptarse a las circunstancias de cada época. Los muertos no pueden imponer sus ideas a los vivos.