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QUINTAESENCIA: Geopolíticas e intereses

QUINTAESENCIA: Geopolíticas e intereses

Rafael Ciprián

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Es posible que cuando Jacinto Benavente creó su magnífica obra teatral Los Intereses Creados nunca se imaginó que con ella pasaría a la posteridad como uno de los dramaturgos más importantes de fines y comienzos de los siglos XIX y XX.

Pero si don Jacinto tuvo alguna duda sobre la trascendencia de su obra, esta se disipó, como brizna al viento, cuando la llevó a las tablas en la España del 1907. Su éxito fue rotundo e indiscutible. Todos los sectores intelectuales y artísticos de su época cerraron filas para elogiar la calidad de su obra. Hasta la Real Academia lo reconoció como un creador artístico  de valía.

En nuestros tiempos, a más de un siglo de la puesta en escena de la obra teatral Los Intereses Creados, todavía tiene una dramática vigencia. Y la seguirá teniendo. Y mucho más con el capitalismo salvaje y la globalización como embudo en que lo ancho beneficia a las grandes potencias, mientras que lo estrecho siempre le corresponde a los pueblos pobres, débiles y subordinados a esas naciones desarrolladas.

Otra circunstancia no menos terrible es la forma de cómo se manipulan las informaciones. Y cuántas veces repiten las mentiras, para que los menos avispados, que son las mayorías, terminen creyendo como verdad lo que no lo es.

Así la cosas, en un mundo marcado como la era de la información y la sociedad del conocimiento, los pueblos están cada vez más desinformados y embrutecidos. Y no hay santo ni salmo que paren esa masacre del saber.

Aplican al dedillo el decálogo de Joseph Goebbles, el jefe de la propaganda del Tercer Reich, con el funesto, artista frustrado y guerrero Adolfo Hitler dominando toda la Alemania de entonces, y a casi el mundo.

Goebbles afirmaba que para que una mentira entrara en la mente de las personas como verdad, bastaba con que se le repitiera muchas veces. Y ese manual de manipulación y dominación ideológico lo aplican ciertos políticos a pie juntilla, y sin contemplación.

Así proceden los sectores dominantes en toda sociedad, sin importar que sea pequeña o grande, rica o pobre y débil o poderosa. Ellos son los dueños de los intereses creados. Los demás, solo tienen sueños y necesidades materiales y espirituales sin satisfacer.

Ciertamente, esa práctica la ejercen en todos los estamentos de la sociedad y en los diversos aspectos de la vida social. Por tanto, lo económico, lo político, lo social, lo cultural se convierten en campos de guerra de esos bombardeos propagandísticos. Y tienen a su servicio a los intelectuales orgánicos, bien pagados por cierto, para que la eficiencia y efectividad de la enajenación social estén aseguradas.

Un buen ejemplo de la manipulación informativa mundial lo constituye el manejo que se ha dado al conflicto militar entre Rusia y Ucrania.